Los sistemas de defensa antimisiles de Estados Unidos basados en tierra no serían capaces de repeler un supuesto ataque nuclear en masa realizado por dos de sus posibles adversarios, Rusia y China, afirma la miembro del Congreso estadounidense del Partido Republicano Elise Stefanik en su nota para el medio Washington Examiner.
«Estados Unidos se enfrenta a un ámbito hostil que incluye no solo las amenazas iraní y norcoreana, sino también las que provienen de Rusia y China. Estos adversarios nos desafían en todos los frentes y buscan expandir su influencia geopolítica, así como poner en peligro los intereses de la seguridad nacional de EEUU», considera la diputada.
Solo 10 de 18 pruebas del escudo norteamericano resultaron exitosas, es decir, la tasa de éxito se cifra solo en el 56%, lo que es insuficiente para evitar un ataque atómico, agrega la parlamentaria.
Además, ninguno de los ensayos recreó todas las condiciones de un ataque con misiles balísticos nucleares (ICBM, por sus siglas en inglés), que pone en duda las posibilidades reales del escudo.
El GMD estadounidense está compuesto de dos baterías, con 44 interceptores de misiles desplegados en la Costa Oeste de Estados Unidos, precisa Stefanik.
En otras palabras, dos baterías defienden el territorio entero de la parte continental de Estados Unidos, mientras la Costa Este permanece mucho más indefensa. Para lidiar con este problema Stefanik propone desplegar una parte de los interceptores en el estado de Nueva York.
«La Costa Este es el lugar que alberga la capital de nuestra nación. […] A medida que crecen las capacidades militares de nuestros enemigos, es imprudente dejar la Costa Este abierta ante un posible ataque», concluye.
Las autoridades rusas, por su parte, han reiterado en numerosas ocasiones que la doctrina militar rusa es defensiva, y que sus armas nucleares tienen un carácter puramente disuasivo.
Sputnik