Claudio Acevedo
Llegamos a la salita del restaurante La Locanda. Allí nos esperaba Valentina, con una sonrisa tan grande como sus aspiraciones de estrellato. Suelta, desenvuelta, picaresca, alegre y con una energía que parecía que el sol ardía dentro de ella, en sus afanes de proyectar todo que desea dar como joven intérprete del género urbano.
Desde sus primeras palabras, no pudimos evitar contagiarnos de ese optimismo que brota de ella a flor de piel y de ese entusiasmo chispeante que nos revela a una joven que cree en su trabajo y ama lo que hace.
Valentina nos habló de las influencias que han marcado su nacimiento como cantante, sus sueños y el espacio que piensa pelear y ganar solo para ella dentro de la preferencia del público. También abordó lo que significa para ella el lanzamiento de su propuesta musical Lynfo.
Valentina se define a sí misma como una cantante que combina una lírica donde se mezclan una diversidad armónica de ritmos coloridos, aderezados con un poco de picardía y toques picantes de doble sentido, pero que no llega al extremo de lo vulgar ni exagera el recurso del morbo popular.
Al entrevistarla, vimos en esta joven promesa del canto urbano a una muchacha que echa muchas ganas a su novísima carrera que está construyendo a golpe de esfuerzo, talento y condiciones únicas para triunfar. Y creemos que su estrella brillará en el firmamento artístico con un fulgor y una luminosidad tan intensa como su personalidad y la imagen que proyecta.
En pocas palabras, Valentina llegó a tiempo y justo para este tiempo, para que el género tenga una de sus mejores versiones.
Dejemos que sea ella misma la que se muestre tal cual, con su estilo, calidad y las peculiaridades artísticas que la caracterizan para alcanzar ese triunfo que va construyendo y del que todos(a) estamos siendo testigos.