Un experimento demuestra el peligro de unas manos sucias en los buffets y restaurantes

Lavarse las manos es una de las maneras más efectivas de impedir el contagio por coronavirus. Si a esto le sumamos evitar tocarnos la cara, las probabilidades de contraer el virus descienden. Consejos que la televisión pública japonesa ha querido demostrar.

Para ello, el canal NHK ha realizado un experimento. Su objetivo era demostrar cómo se habría expandido el virus en el Diamond Princess. Este crucero fue uno de los primeros focos de coronavirus en Japón y sus pasajeros pasaron dos semanas de cuarentena en el interior del navío, atracado en el puerto de Yokohama. Un barco en el que se detectaron más de 700 casos entre las 2.000 personas a bordo, de las que 13 fallecieron.

Estos contagios pudieron producirse en las zonas de restauración del barco, por lo que NHK decidió reproducir la típica zona de buffet existente en muchos cruceros y hoteles. Asesorado por expertos, el canal escogió a 10 participantes y seleccionó a uno de ellos como primer infectado. A este se le aplicaba un líquido invisible en las manos, que se hacía visible bajo una luz especial.

Durante el experimento, los involucrados disfrutan de una comida normal. Se levantan a la barra para servirse, comen, beben y hablan. Pero, a los 30 minutos, detienen el banquete para ver hasta dónde había llegado el líquido que representaba al virus. Al encender la luz se ve que este ya no está solo en las manos del ‘infectado’, sino también en las jarras de bebida, los platos, las pinzas para coger los alimentos, en las manos de todos los participantes y en la cara de tres de ellos.

Este líquido fluorescente no habría llegado a ningún lugar si las manos del contagiado hubieses estado limpias. Por este motivo, desde la aparición del coronavirus, la Organización Mundial de la Salud pidió a la población lavarse las manos con agua y jabón a menudo. Una recomendación que también han lanzado la mayoría de países.

A esto habría que unir una serie de medidas de higiene en los locales de restauración. Por ejemplo, en España, donde hay provincias que ya han abierto las terrazas de bares y restaurantes a un 50% de su capacidad, estas tienen que ofrecer dispensadores de gel desinfectante a sus clientes. Además, se debe evitar el uso de cartas o servilleteros, se optará por mantelería desechable y los elementos auxiliares del servicio, como vajilla, cristalería y cubertería, tendrán que almacenarse en recintos cerrados, lejos del paso de clientes y trabajadores.

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