Tienes muchos gases, ¿será colon irritable? Conoce sus síntomas

El colon irritable, o síndrome de intestino irritable (SII), se ha considerado durante muchos años un cajón de sastre para muchos síntomas relacionados con el aparato digestivo. Se estima que uno de cada diez españoles lo padece, según precisa la Fundación Española de Aparato Digestivo (FEAD).

“La falta de exactitud en las cifras se debe a que los síntomas que producen este problema pueden confundirse con otras enfermedades y, por lo tanto, a veces los límites no están demasiado claros”, advierte la doctora Sonia García Vizuete, jefa del servicio de Medicina del Aparato Digestivo del Hospital Quironsalud Sur en Alcorcón (Madrid), quien reconoce que a día de hoy se sigue desconociendo su origen, aunque existen diversas teorías.

Según explica, se trata de una patología que se incluye dentro de los llamados ‘trastornos funcionales del aparato digestivo’, es decir, problemas de salud intestinal en los que no tenemos alteraciones analíticas o anatómicas que lo causen.

“Por ejemplo, la colitis ulcerosa es una enfermedad autoinmune en la que aparecen úlceras intestinales que, a su vez, causan los síntomas. Pues bien, en el colon irritable no tenemos nada de eso, es decir, se define más bien por lo que no es: no es una alergia o intolerancia alimentaria, no es una enfermedad celiaca, no es una enfermedad autoinmune”, mantiene.

En este sentido, la FEAD precisa que el SII se caracteriza clínicamente por la asociación de hinchazón, dolor/molestia abdominal, y por alteraciones en el hábito deposicional, que puede variar desde estreñimiento, a diarrea, o a ambos. “No comporta una mayor probabilidad de padecer cáncer ni acorta la vida. Sin embargo, puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de quienes lo padecen, en ocasiones mayor que el de otras enfermedades como asma, migraña o diabetes mellitus”, reconoce la entidad.

Así, es importante conocer cuáles pueden ser sus síntomas porque, según reconoce la especialista del Hospital Quirónsalud Sur, sirven de guía a la hora de diagnosticar a un paciente de SII: “En estos lo único de lo que se dispone es de la historia clínica, donde se refleja si el paciente cuenta síntomas desde hace tiempo, habitualmente malestar, gases, diarrea o estreñimiento, o bien una alternancia entre ambos, que aparecen y desaparecen sin que, aparentemente, nada concreto los desencadene o ayude a que mejoren”.

En concreto, la FEAD cita que para su diagnóstico se han establecido los llamados ‘Criterios de Roma IV’, que certifican que una persona lo padece si presenta:

1. Presencia de dolor abdominal recurrente, como media, al menos un día a la semana en los últimos tres meses relacionado con dos o más de los siguientes criterios: Se relaciona con la defecación; se asocia a un cambio en la frecuencia de las deposiciones; se asocia a un cambio en la forma o apariencia de las deposiciones.

2. Las molestias deben estar presentes durante los últimos 3 meses y haber comenzado un mínimo de 6 meses antes del diagnóstico.

Para su diagnóstico, la doctora García Vizuete señala que deben incluirse todos aquellos estudios no invasivos que permitan descartar enfermedades similares: “Normalmente, es suficiente un análisis de sangre, de heces, y un test de hidrógeno espirado, ya que con estos pueden descartarse la mayoría de las enfermedades digestivas que podríamos confundir con el SII. En pocos casos serán necesarios estudios endoscópicos o de imagen como ecografía intestinal o resonancia magnética”.

Según remarca la jefa del servicio de Medicina del Aparato Digestivo del Hospital Quironsalud Sur de Madrid, para su realización “no hay problema hoy en día a la hora de acudir al hospital, ya que muchos centros han diseñado circuitos libres de COVID-19”.

De hecho, pone de ejemplo su centro hospitalario que ha recibido la certificación ‘Applus + Protocolo Seguro frente a COVID’, al cumplir con todas las medidas de seguridad frente al coronavirus, tales como la desinfección o la organización de circuitos de atención diferenciados.

El problema del dolor crónico

Por otro lado, la experta destaca que una de las dificultades que conlleva este síndrome del aparato digestivo es que puede acabar causando problemas adaptativos al producir dolor crónico.

De hecho, la Fundación Española de Aparato Digestivo resalta aquí que el síntoma principal del Síndrome de Intestino Irritable es el dolor abdominal, acompañado de cambios en la frecuencia y/o consistencia de las deposiciones, presentando bien sea episodios de diarrea o estreñimiento.

“Es un trastorno crónico que se caracteriza por  periodos de exacerbación, que alternan con períodos de remisión de los síntomas. Su prevalencia se sitúa en un 5-15 %. Es más habitual en adultos jóvenes, y empieza a disminuir a partir de los 50 años. El dolor abdominal puede ser difuso o localizado en el hemiabdomen inferior, de moderada intensidad, que se alivia tras la defecación. Respeta el sueño y suele relacionarse su comienzo con la ingesta de algún alimento”, agrega.

Mientras, la doctora García Vizuete señala que, aunque el colon irritable no es un problema grave de salud, sí puede producir un impacto serio en la calidad de vida de las personas.

”Los pacientes, que son sobretodo, mujeres, experimentan síntomas sobre los que no tienen control, que no saben por qué les ocurren, y que les provocan situaciones incómodas, como episodios de incontinencia de gases o de heces, de hinchazón de tripa o de dolor”, mantiene.

A pesar de todos estos inconvenientes, la especialista de Quirónsalud celebra que el SII, aunque no puede curarse, sí puede tratarse, a partir de una serie de pautas de alimentación y diferentes estrategias farmacológicas y nutricionales que mejoran los síntomas y disminuyen su intensidad, así como frecuencia e impacto sobre la calidad de vida del paciente.

EFE

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