Hábitos que creíamos que eran saludables

Eliminar el gluten de la dieta

Por moda o salud, las personas antigluten son cada vez más. En Estados Unidos, un tercio de la población ha quitado esta proteína de su alimentación y en México es frecuente escucharlo. Camilo Silva, especialista en Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra, destaca que no debe hacerse ninguna modificación dietética por cuenta propia y sin el diagnóstico de un médico. ‘Podría derivar en una dieta menos saludable, mientras que podría complicar la alimentación en personas con enfermedades, como la diabetes’, definió. Además de que comprar productos sin gluten es más caro.

Sustituir la cena por fruta

La fruta aporta agua, hidratos de carbono y minerales, pero ‘como los hidratos de carbono son una fuente de energía, es mejor consumirlos cuando nos vayamos a mantener activos’, explica la endocrinóloga Iris de Luna, del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid. La fruta contiene fructosa, y si no se utiliza al momento, se almacena y puede favorecer el aumento de triglicéridos. La recomendación es consumir la fruta como desayuno o a medio día.

Tomar solo leche sin lactosa

Un estudio publicado en el Scandinavian Journal of Primary Health Care concluye que el consumo de lácteos ricos en grasa se correlaciona con un menor riesgo de desarrollar obesidad central. En opinión del nutrólogo Walter Willett, de la Escuela de Salud Pública de Harvard, una explicación para este hallazgo es que los productos con toda la grasa son más saciantes y, además, los ácidos grasos de los lácteos tienen un efecto adicional en la regulación del peso.

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