Los síntomas del Covid han cambiado

El proyecto Zoe muestra cómo los vacunados que se infectan de la variante Delta tienen trastornos diferentes que al comienzo de la epidemia

«Me acuerdo perfectamente. Era 12 de julio, el día antes de mi cumpleaños. El día anterior me había acostado sin ninguna molestia y me desperté con un dolor de garganta terrible, que apenas me permitía tragar, un poco de moqueo y la sensación de que algo no iba bien. Unas horas después, perdí la voz. Y a la ronquera le siguió un malestar, cansancio y cada vez más y más tos. Estaba vacunada con la monodosis de Janssen desde hace más de un mes y lo que sentía recordaba más a una infección de garganta que a los síntomas del coronavirus que tantas veces había escuchado. Pero la prueba de antígenos lo confirmó: tenía coronavirus. Veinte días después aún queda un recuerdo de noches en vela por la tos y la voz aún acusa la ronquera. Me queda como consuelo pensar que si esto me hubiera ocurrido el verano pasado sin vacuna hubiera acabado en el hospital».

Como Ana, muchos de los españoles que ya están vacunados están siendo víctimas del Covid en esta quinta oleada. Las vacunas funcionan, pero sabíamos que esto podía ocurrir. Los primeros prototipos que se han desarrollado no son perfectos, pero son capaces de reducir la gravedad de la enfermedad y nos han salvado de vivir un nuevo colapso sanitario.

Pese a la frustración de los contagiados, el último informe del Centro para el Control de Enfermedades Europeo confirma la efectividad de las vacunas y deja claro que la mortalidad se hubiera vuelto a disparar sin ellas.

Contagiarse con la variante Delta es muy fácil en un momento de la pandemia en el que se ha relajado el uso de la mascarilla y la cobertura vacunal aún no se ha completado. Esta variación del virus que es dominante en Europa es también una de las que se transmiten con más facilidad de las detectadas hasta la fecha. Es más del doble de contagiosa que el virus original e incluso los inmunizados pueden transmitirla.

Cambios en las reglas del juego

La supercontagiosa Delta importa, pero también podría estar contribuyendo a la propagación de la infección los cambios en las reglas del juego de la enfermedad. Los síntomas del Covid que ya conocíamos han cambiado. Son variaciones sutiles pero ayudan a generar más confusión entre la población. Y si no se saben identificar bien los síntomas al comienzo, los afectados no sospecharán que están contagiados, no se aislarán y seguirán transmitiendo la infección en un círculo casi vicioso.

Que los trastornos han cambiado no es solo una sensación. El proyecto Zoe con más de cuatro millones de voluntarios ha permitido monitorizar la evolución de las manifestaciones de la enfermedad. La variante Delta y la vacunación han cambiado lo que habíamos aprendido. Por ejemplo, síntomas tan característicos del Covid como la pérdida de olfato y del gusto, ya no son tan habituales.

Como un resfriado o una reacción alérgica

Los vacunados con la pauta completa cuando se contagian suelen experimentar con más frecuencia: dolor de cabeza, secreción nasal, estornudos y dolor de garganta y, raras veces anosmia o pérdida del olfato y gusto. Parece más un catarro convencional o los síntomas de alergia que Covid-19. Los que se infectan a mitad del tratamiento, con una sola dosis, repiten las mismas manifestaciones aunque con más tos seca persistente. Y los que no están vacunados y se infectan con Delta añaden a la posible sintomatología fiebre y tos seca.

En general, en el proyecto Zoe se vieron síntomas similares. Sin embargo, aquellos que ya habían recibido un pinchazo declararon menos síntomas durante un período de tiempo más corto, lo que sugiere que tuvieron una forma de la enfermedad menos grave y mejoraron con mayor rapidez.

Menos pérdida de olfato

Los síntomas tradicionales como aún se describen en la web del Ministerio de Sanidad, como la anosmia (pérdida del olfato), dificultad para respirar y fiebre, ocupan un lugar muy bajo en la lista de los más frecuentes en la primera etapa de la enfermedad. En concreto, en el quinto puesto, el 29 y el 12 respectivamente. Con la pauta completa de la vacuna, la tos persistente desciende hasta el puesto número 8, por lo que ya no sería el principal indicador de tener Covid.

Curiosamente, las personas que habían sido vacunadas y luego dieron positivo tenían más probabilidades de reportar estornudos como síntoma en comparación con aquellas que no tenían ni una sola dosis. De manera que si ha sido vacunado y comienza a estornudar mucho sin una explicación, debe hacerse una prueba de Covid, especialmente si vive o trabaja cerca de personas que corren un mayor riesgo de contraer la enfermedad.

La detección precoz de los casos es clave para detener la expansión porque es también durante la primera etapa de la enfermedad cuanto más infeccioso.

ABC.es

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