Estos son los horrores de la secta que esclavizaba a mujeres

Nxivm, o nexium, opera en México desde el 2000. Su principal giro era realizar cursos de coaching y autoayuda, que prometían eliminar barreras psicológicas y emocionales para lograr una mayor autorrealización.

Funcionaban como esas estafas piramidales, en las que tienes que pagar para pertenecer y escalar hacia arriba, y por mucho tiempo, el programa que manejaban fue más bien una red de influencias.

El líder principal era Keith Raniere, el cual fue detenido en un hospedaje de lujo, en Puerto Vallarta, Jalisco, acusado de tráfico sexual.

En noviembre pasado, The New York Times publicó un reportaje en el que revelaba que, además, Nxivm tenía una hermandad secreta dedicada a empoderar mujeres, pero nada más alejado de eso.

Las autoridades en Estados Unidos investigan la creación de un grupo llamado Dominant Over Submissive (DOS; dominante sobre sumiso en español) en 2015, la “hermandad secreta” que empoderaría mujeres, pero que, en realidad, las mantenía como esclavas.

Con el engaño de pertenecer a la hermandad, reclutaban a mujeres de entre 30 y 40 años que ya pertenecían a Nxivm; Sarah Edmondson fue una de ellas.

Sarah ayudó a crear la sección de Nxivm en Vancouver, Canadá. Cuando Lauren Salzman, una de las amas principales de la secta, le contó de un proyecto secreto y le pidió que le diera algo en garantía para poder contárselo, Edmondson creyó que se trataba de una prueba de confianza.

Así, le escribió una carta detallando todas sus indiscreciones. Lo que le contó fueron solo las ideas misóginas de Raniere sobre las mujeres y cómo este proyecto secreto, esta hermandad, estaba destinada a acabar con ellas.

Entre las formas en las que DOS buscaba empoderar a las mujeres, estas tenían que superar las debilidades que Raniere decía que eran comunes a las mujeres: una naturaleza demasiado emocional, no poder cumplir promesas y adoptar el papel de víctima.

La sumisión y la obediencia se utilizarían como herramientas para lograr esos objetivos y la hermandad estaría conformada en círculos, cada uno dirigido por un “amo”, que reclutaría a seis “esclavos”. Con el tiempo, las esclavas reclutarían esclavas propias.

Entonces, las esclavas tenían que estar listas para cualquier mensaje de su amo. Por ejemplo, si él les mandaba un mensaje de texto con un signo de interrogación, ellas tenían un minuto para contestar con un “Lista, amo”.

Si fallaban, las sanciones iban desde ayunos, hasta castigos físicos. Pero la ceremonia de iniciación fue lo más horroroso.

A Sarah Edmondson le habían dicho que le haría un pequeño tatuaje como parte de la iniciación, pero ella nunca se imaginó lo que realmente sucedería, en esa casa cerca de Albany, NY.

Cuando llegó, junto con otras cuatro mujeres, se les indicó desnudarse y recostarse en una cama de masaje, mientras otras tres personas le agarraban las extremidades.

De acuerdo con una de las mujeres, fue la misma Lauren Salzman quien les ordenó decir: “Ama, por favor márcame, será un honor”.

Entonces una doctora les cauterizó un símbolo de alrededor de 5 cm, justo debajo de la cadera.

No está claro cuántas mujeres fueron marcadas o qué funcionarios de Nxivm conocían esta práctica, pero una copia de un mensaje de texto que Raniere envió a una seguidora indica que él sí sabía de esto y que el diseño del símbolo incorporaba sus iniciales.

Algunas otras mujeres denunciaron que las obligaban a ver escenas violentas, en donde incluso desmembraban a mujeres.

Ahora, Keith Raniere enfrenta hasta 15 años de prisión por estos crímenes.

 

*Con información de El país y The New York Times

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