¿Los besos provocan alergia?

A más de uno le ha pasado ya: una noche sale a tomar unas copas, conoce a alguien que le parece especial y, mientras se están besando, nota que empieza a sufrir picores y que incluso le cuesta respirar –y no es debido al momento de pasión–. Además, su acompañante le explica que efectivamente tiene la cara ligeramente hinchada.

¿Acaso esa persona es alérgica a los besos? En realidad, no son los ósculos los que provocan una reacción alérgica, sino los restos de medicinas y, sobre todo, de alimentos, como por ejemplo los frutos secos, que pueden transmitirse a través de la saliva o los labios.

Una de las características de esta modalidad de alergia es que los síntomas se manifiestan de forma instantánea, en menos de un minuto. Lo más habitual es que se produzcan picores, inflamación y urticaria, pero en los casos más graves pueden aparecer problemas respiratorios.

Los especialistas insisten en que se conozca esta forma de transmisión, porque la mayor parte de los alérgicos, por ejemplo, a los cacahuetes, piensa que la reacción solo ocurre con la ingesta. Sin embargo, pueden permanecer trazas del alimento hasta en los cubiertos.

¿Hay que renunciar a los besos si nos hemos tomado un puñado de cacahuetes? Un grupo de investigadores del Departamento de Química Analítica de la Universidad Complutense de Madrid ha hallado la solución para que no sea necesaria una medida tan drástica: un biosensor que detecta las proteínas alérgicas de este fruto seco en una muestra mínima de saliva. Aunque quede raro sacarlo antes de un arrebato de cariño o pasional, en este caso el remedio es mejor que la enfermedad.

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