Vitales para Trump, los senadores republicanos mantienen un bajo perfil

La mayoría de los senadores republicanos optaron por mantener silencio ante el intento de los demócratas de someter al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a un procedimiento de destitución.

Esos senadores tienen en sus manos el futuro de Trump: si resulta acusado por la Cámara de Representantes controlada por la oposición demócrata, será la Cámara alta, de mayoría republicana, la que lo enjuiciará y eventualmente podría destituirle.

Mientras que los demócratas están unidos en la indignación ante el intento de Trump de pedirle a China y Ucrania investigar a su rival político Joe Biden y a su hijo, la condena de los republicanos ante esa apelación del presidente ha sido rara.

Aunque puedan estar incómodos con el ostensible intento de Trump de ignorar normas políticas y buscar ayuda extranjera para las elecciones de 2020, los senadores republicanos hacen una muy discreta defensa del presidente.

La frustración de los votantes parece haber descolocado a algunos republicanos, entre ellos la senadora Joni Ernst, que busca reelegirse el año que viene.

«Usted puede estar callada y con su silencio está apoyándolo», le dijo una persona durante un acto en Iowa, su estado.

«¿Cuál es el límite?», preguntó la votante Amy Haskins. «¿Cuándo van a decir: basta?», insistió.

«No puedo hablar por él», respondió Ernst.

«Pero puede hablar por usted», la interrumpió Haskins.

Presionada a pronunciarse sobre la audaz sugerencia de Trump a China y la previa a Ucrania, de investigar a su potencial rival en las presidenciales, Ernst repitió el argumento de la Casa Blanca de que los Biden están envueltos en actos de corrupción en ambos países.

«La corrupción debe ser combatida en todos lados. No importa dónde ocurra», dijo.

El senador Marco Rubio, en tanto, ha procurado aplacar el incendio e insinuó que los comentarios sobre China pudieron ser un broma.

«No se sé si fue un pedido real suyo o si tan solo quiso provocar a la prensa», dijo Rubio.

Las reacciones neutrales o el apoyo indirecto a Trump han sido la constante en la semana, mientras que el pleno respaldo ha sido más infrecuente.

El senador Lindsey Graham, uno de los más leales al presidente, vaciló en defender el llamado de Trump a China pero intentó explicarlo.

«Es la réplica del presidente», dijo Graham al diario The Washington Post. «Siente que todos van por él todo el tiempo y que no ha hecho nada malo», dijo

– «Reprensible y atroz» –

El presidente hizo una advertencia velada el viernes a la mayoría republicana en el Senado, donde sería enjuiciado de ser aprobado el procedimiento en la Cámara baja.

«Tenemos una gran relación con el Senado», dijo. «Tengo una tasa de aprobación del 95% en el Partido Republicano», añadió Trump.

Y aunque no ha tenido la oportunidad de hablar con muchos senadores sobre el tema, Trump explicó que cree que ellos «ven esto como un engaño».

Pocos senadores republicanos le reclamaron abiertamente y la política electoral juega seguramente un papel importante en eso: 23 curules republicanos en el Senado están en juego en 2020, comparado con solo 12 demócratas, y aquellos que buscan la reelección están reacios a criticar a un presidente que goza de una base electoral extremadamente leal.

Aunque algunas voces sí que han salido a retarle.

«El llamado descarado y sin precedentes del presidente a China y a Ucrania para investigar a Joe Biden es reprensible y atroz», dijo el influyente senador republicano, Mitt Romney, quien fue candidato presidencial en 2012, derrotado por Barack Obama.

El también republicano Ben Sasse, en mayor riesgo porque busca la reelección en 2020, fue otro de los que atacó más duramente a Trump.

«Si el hijo de Biden rompió las leyes al venderse a Pekín, eso es asunto de las cortes estadounidenses, no de tiranos comunistas que tienen campos de tortura», dijo al Omaha World-Herald.

El comentario llenó titulares, pero posiblemente no haga mucho más.

Para que Trump sea destituido por el Senado, un bloque demócrata totalmente sólido necesitaría aún el voto de al menos 20 republicanos para inclinar la balanza hacia su lado, un objetivo que actualmente parece improbable.

AFP

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