Las ‘Viudas Negras’ bajo la mira después de caída de matrimonio forzado en El Salvador

BOGOTA (Thomson Reuters Foundation) – Pandillas de El Salvador que fuerzan a las mujeres a casarse para luego matar a sus maridos y quedarse con el seguro de vida están sobre aviso después de que una fiscal de alto nivel lograra una condena histórica de siete delincuentes y dijera que a este resultado lo seguirían más casos.

La fiscal del estado Violeta Olivares, jefa de la Unidad Contra Delitos de Tráfico Ilegal y Trata de Personas de El Salvador, señaló que la condena por matrimonios forzados era la primera de su tipo en el país y en Centroamérica.

“Este es un claro mensaje para los tratantes. Se les demuestra que tenemos una legislación especial que castiga severamente el delito de Trata y que continuaremos investigando y combatiendo este tipo de flagelo”, destacó Olivares.

El fraude, digno de un guion cinematográfico, involucraba atraer mujeres jóvenes del campo hacia la ciudad, que luego debían llorar ante las tumbas cuando sus matrimonios forzados terminaban en asesinato, bajo la mirada de los jefes de las pandillas.

A principios de este mes, siete delincuentes, que incluían cuatro mujeres y tres hombres de la banda más grande de El Salvador, la Mara Salvatrucha (MS-13), fueron condenados por matrimonio forzado y sentenciados a prisión por entre 15 y 30 años, manifestó Olivares.

Conocida como una abogada audaz que ha logrado más de 30 condenas contra tratantes de personas, Olivares comenzó a concentrarse en la banda brutal “Viudas Negras” después de que una novia cautiva lograra escapar, y dijo que ahora tenía a más delincuentes en la mira.

La condena pone en evidencia el rol de las poderosas pandillas callejeras de El Salvador en los matrimonios forzados, que es una forma de tráfico de personas, y exhibe la extrema violencia que sufrieron sus víctimas.

El caso sin precedentes involucró a tres mujeres jóvenes que fueron forzadas a casarse, y cuyos maridos fueron asesinados por miembros de la banda un mes aproximadamente después del casamiento, explicó Olivares.

Las viudas fueron obligadas a cobrar el seguro de vida, de entre $30.000 y $60.000, que se entregaba a los miembros de la banda.

“Fue un modo de operación que no veía identificado antes en el territorio salvadoreño”, relató a Thomson Reuters Foundation.

No hay estimaciones sobre el número de víctimas, ni tampoco de la cantidad de mujeres forzadas a casarse ni de sus maridos asesinados.

“La estructura tiene varios años operando, además de matar a los hombres también mataron a las mujeres para que no fueran testigos que las obligaron a casarse.”

Para forzar a las mujeres a casarse, miembros de la banda golpeaban a las víctimas desnudas y les decían que lastimarían a sus familias si se rehusaban a obedecer. La violencia está registrada en video.

“Se podía obtener ese video donde se veía como a ellas las golpean de una forma inhumana que casi se parecía que les habían dejado sin vida”, contó Olivares.

Se tuvo conocimiento por primera vez del así llamado grupo “Viudas Negras” a principios de 2017, cuando una víctima escapó y denunció el delito.

Es probable que aparezcan más víctimas en los siguientes meses, aseguró Olivares, y de esta manera pone sobre aviso a la banda de la existencia de nuevos casos.

Los fiscales están investigando matrimonios forzados que involucran a hasta seis posibles víctimas más y esposos muertos. Una audiencia preliminar podría comenzar a principios del próximo año, manifestó.

“No se descarta que pudieron existir otras víctimas vivas también incluso que les quitaron la vida”, indicó Olivares.

“Estamos haciendo las diligencias necesarias como poder establecer qué otras víctimas vivas se pueden ubicar.”

Los abogados que aconsejaron a las pandillas sobre cómo contratar y cobrar los seguros de vida también están siendo investigados, agregó.

Los miembros de la banda buscaban a sus presas entre mujeres jóvenes y pobres, de entre 18 y 23 años, que vivían en zonas rurales, a quienes tentaban con falsas promesas de trabajos como empleadas domésticas en la capital de San Salvador, explicó Olivares.

“Les parecía la oportunidad de trabajo, una alternativa para apoyar a sus familiares”, relató Olivares.

Los testimonios provistos por las víctimas también revelaron cómo se vieron forzadas por las pandillas a identificar el cadáver de sus esposos en la morgue y que se les indicaba que lloraran y actuaran como viudas convincentes en los funerales a los que también asistían los miembros de la banda.

Según estimaciones de la ONU, unos 40 millones de personas están atrapadas en esclavitud moderna, desde matrimonios forzados hasta explotación sexual.

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