Ataques turcos desnudan aislamiento internacional de las fuerzas kurdas

Tras el ataque turco a un relativamente tranquilo enclave en el norte de Siria, líderes kurdos temen que el mundo los abandone a pesar de que cumplieron un papel central en la lucha contra el grupo Estado Islámico (EI) en Siria.

Durante los últimos cuatro días, tropas turcas y sus aliados árabes atacaron la región siria de Afrín, defendida por las milicias kurdas de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), aliadas de Estados Unidos en la lucha contra el yihadismo del EI.

El presidente Donald Trump y otros dirigentes estadounidenses llamaron a Turquía a «la contención» y la moderación, pero parecen tener poca influencia sobre su aliado en la OTAN cuando se trata de enfrentar a los kurdos.

Ahora los kurdos, cuyo lema nacional no oficial admite que sus «únicos amigos son las montañas», temen ser olvidados, mientras Turquía, Rusia y Estados Unidos batallan entre sí para ganar influencia en la región.

Y ello a pesar de haber proporcionado la columna vertebral de las fuerzas que derrotaron al EI en numerosos combates terrestres y le arrebataron la capital de su «califato», Raqa.

«Para nosotros, Estados Unidos tiene la obligación moral de proteger la democracia y el sistema democrático en esta región», dijo a la prensa en Washington Sinam Mohamed, representante de la federación kurda siria (Rojava).

Turquía forma parte de la OTAN, y Estados Unidos debe presionar a su aliado para frenar esta ofensiva, que ya causó numerosas víctimas civiles, agregó.

Para los gobernantes locales de esta región fronteriza con Turquía, la federación es una experiencia democrática que podría servir de ejemplo al resto de Siria cuando el país supere la guerra civil desatada en 2011.

Las YPG «no han disparado una sola bala» en dirección de Turquía en Afrín, aseguró Mohamed, para quien el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) es un problema interno de Turquía.

Pero para Ankara las YPG son la rama siria del PKK, que anima una guerrilla en suelo turco desde 1984 y al que los turcos califican de «terrorista».

– «Cada vez más amargados» –

Más de 2.000 integrantes de las fuerzas especiales estadounidenses actúan actualmente junto a las YPG para combatir al EI al este del Éufrates, donde los yihadistas tienen sus últimos reductos en Siria.

Pero en Afrín los kurdos no cuentan con el respaldo estadounidense, y deben combatir solos contra las fuerzas turcas y sus aliados árabes sirios.

«En la zona controlada por las YPG en la otra orilla del Éufrates, a lo largo de la frontera turca, los combatientes están cada vez más amargados por el papel de Estados Unidos», dijo Omar Mahmoud, un civil kurdo de 35 años de edad.

«Ahora Estados Unidos está silencioso, y ello resulta decepcionante para los kurdos, que combatieron al EI en nombre de todo el mundo, en coordinación con la coalición» internacional antiyihadista conducida por Washington.

Ankara lanzó su ofensiva luego de que la coalición anunciara la creación de una «fuerza fronteriza» de 30.000 hombres integrada, entre otros, por los combatientes kurdos, lo cual suscitó la ira de las autoridades turcas.

En Washington, los kurdos gozan de cierta simpatía.

Altos funcionarios estadounidense anunciaron que Trump expresará a su par turco Recep Tayyip Erdogan su preocupación respecto a esta ofensiva durante una conversación telefónica que mantendrán el miércoles.

Según el portavoz del Departamento de Estado Heather Nauert, el jefe de la diplomacia estadounidense Rex Tillerson tuvo «serias y francas» conversaciones con su homólogo turco Mevlut Cavusoglu sobre la situación de los kurdos en Siria.

Pero a pesar de ello, la decisión de Erdogan de atacar el enclave kurdo habría sido tomada hace largo tiempo y su concreción mostraría los límites de la influencia de Washington sobre su aliado en la OTAN, según diplomáticos.

El propio Tillerson reconoció «el derecho legítimo» de Turquía de «protegerse» tras haber llamado a sus autoridades a la moderación y a evitar causar víctimas civiles en sus ataques.

Por otro lado, Rusia, que apoya con tropas al presidente sirio Bashar al Asad, intenta atraer a Turquía a su proyecto de poner fin a la guerra civil en Siria, iniciada en 2011, sin provocar la caída de su aliado.

Según declararon dirigentes kurdos a la AFP, Moscú les habría ofrecido protegerlos de eventuales embates turcos a cambio de que respaldaran a las fuerzas leales a Asad, pero cuando éstos se negaron los abandonaron a su suerte y ahora harían la vista gorda si Erdogan decide desalojarlos de Afrín.

AFP

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