El asesino abatido de la furgoneta, un marroquí que parecía bien integrado

El presunto autor del ataque en Barcelona, el joven marroquí Younes Abouyaaqoub, abatido el lunes por la policía, creció en una pequeña localidad de Cataluña donde estaba bien «integrado», al igual que su hermano de 17 años, también miembro de la célula terrorista.

Abouyaaqoub, de 22 años, murió en Subirats, 50 km al oeste de Barcelona, cuando era objeto de una intensa búsqueda por la policía.

Se mantenía prófugo desde el atentado del jueves en las Ramblas de Barcelona, la turística avenida donde al volante de una camioneta atropelló mortalmente el jueves pasado a 13 personas y luego acuchilló a otra en su huida.

«La verdad, estoy contento y al mismo tiempo triste», expresó a la AFP un marroquí de 39 años, Hassan Azzidi, en la localidad catalana de Ripoll, donde habitaba la mayor parte de la célula que cometió el doble atentado en Cataluña (noreste de España).

«Había que acabar con esto, porque vivimos como en guerra, pero a este chico tan joven alguien le había lavado la cabeza», indicó este obrero que trabaja en una fábrica cercana.

Extremadamente determinado y dando muestras de sangre fría, Abouyaaqoub escapó a pie, en medio de una Barcelona en pánico. Atravesó un mercado techado. Recorrió unos seis kilómetros hacia el sur de Barcelona, donde acuchilló a un hombre y escapó con su vehículo, con el cadáver dentro.

Finalmente lo abandonó tras saltarse un control de la policía. El lunes, fue abatido después de que gritara «Alá es grande» y mostrara a los agentes un cinturón de explosivos, que resultó falso.

«Younes vivía normalmente, tenía trabajo, todo. ¿Cómo lo hacen para comerles el coco?», se preguntó Azzidi.

– Traicionados por el imán –

En la noche del jueves a viernes, el hermano menor de Younes, Houssaine, de 17 años, cayó a su vez por las balas de la policía durante un atentado en la localidad turística de Cambrils, según informaciones de prensa no confirmadas oficialmente.

Formaba parte de un comando de cinco jóvenes, de los cuales tres eran menores, que atropellaron turistas y se estrellaron contra un coche de policías, armados de cuchillos y hachas.

Desde el doble atentado en Barcelona y Cambrils, la localidad de 11.000 habitantes (5% de ellos, marroquíes) que vio crecer a los «chicos» no sale de su estupefacción.

En una cafetería marroquí, jugadores de cartas, que rehúsan ser citados, dicen sentirse sobre todo «traicionados por el imán» de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, un cuadragenario que es descrito como un «lobo con piel de cordero» y que habría seducido a los jóvenes.

El imán murió en la explosión de una vivienda de Alcanar, Cataluña, donde el grupo preparaba artefactos explosivos para realizar atentados de mayor envergadura, según la policía catalana.

El domingo, en Mrirt, una localidad marroquí de 35.000 habitantes en el centro del país, allegados de Younes Abouyaaqoub también acusaron al imán de ser el «cerebro» de los atentados.

La modesta vivienda familiar de los Abouyaaqoub, donde nació Younes antes de partir a Ripoll con sus padres, recibía la visita del joven cada verano, para ver al abuelo.

«Hace dos años que Younes y Houssaine comenzaron a radicalizarse, bajo la influencia de este imán», dijo a la AFP el abuelo.

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