La Europa cristiana se va haciendo atea

Un estudio sobre las preferencias religiosas de la juventud de una docena de países de Europa revela que la mayoría de los jóvenes europeos ya no se asocian con ningún sistema de creencias religiosas. Para una periodista de The Guardian, se trata de una «clara indicación del rumbo de Europa hacia una sociedad pos-cristiana».

El informe del profesor de teología de la Universidad Santa María (Londres) Stephen Bullivant, titulado «La juventud europea y la religión», se basa en datos estadísticos recopilados entre 2014 y 2016. Se trata de los jóvenes de edad entre los 16 y 29 años.

«La religión va muriendo. Salvo algunas excepciones notables, los jóvenes se ven cada vez más desasociados con la religión y no profesan ninguna creencia», afirma el teólogo.

La República Checa se mostró como la ‘menos religiosa’ de los 12 países estudiados, con un 91% de los encuestados afirmando no profesar una fe. Estonia, Suecia y Países Bajos también mostraron cifras altas, entre 70% y 80% de los entrevistados.
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Polonia, un país con fuertes raíces católicas, sigue siendo un ‘baluarte’ de la religión en Europa con la menor cantidad de jóvenes ateos: un 17%, seguida por Lituania, con un 25%.

El investigador cree que la tendencia se hará más aguda en el futuro:

«El cristianismo como una norma, como algo predeterminado, se va desvaneciendo, es muy posible que se vaya para siempre, o al menos por un siglo», valora Bullivant.

Con la actual participación en las misas la situación es aún peor. Incluso en Polonia, donde un 80% de los jóvenes se declararon católicos, no más de la mitad visita las iglesias regularmente. Ni hablar de los países con tendencias más ‘ateas’.

«Básicamente, no se trasmite la asociación cultural y religiosa de padres a niños. Se está desvaneciendo», explica el teólogo al agregar que, en comparación con la cultura cristiana, no solo las tasas de natalidad de la sociedad musulmana son tradicionalmente más altas sino también ésta se caracteriza por «una mayor ‘retención religiosa’ de sus jóvenes».

«No tener una religión se está haciendo una nueva norma. Dentro de dos o tres décadas, las iglesias dominantes serán mucho menos influyentes, pero aquellos que conserven su fe manifestarían una lealtad indomable», predice el investigador.

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