El Carnaval de Río de Janeiro, marcado por avance de las iglesias evangélicas que lo objetan

RÍO DE JANEIRO— El Carnaval de Río de Janeiro estará marcado este año por la «guerra» religiosa y cultural que enfrenta a los amantes de la fiesta y a las iglesias evangélicas más conservadoras, bando que lidera el propio alcalde de la ciudad, Marcelo Crivella, un exobispo de la Iglesia Universal del Reino de Dios.

«Vamos a salir a la calle a evangelizar a las personas, a darles amor para decirles que no hace falta que estén ahí drogándose, bebiendo, fumando… sólo necesitan tener a Jesús en su corazón», explicó a Sputnik, Alexandre Cunha, director de la banda de músicos cristianos «Sou cheio de amor» (Estoy lleno de amor).

Sus integrantes desfilarán tocando por las calles de Río durante el Carnaval pero las tradicionales letras de samba serán sustituidas por cánticos a favor de Jesucristo, todo con el objetivo de evangelizar al máximo número de personas; tampoco habrá alcohol, ni escenas de desnudez o desenfreno.

«Tenemos que alcanzar a esas personas que están perdidas, porque cuando llegas a casa y te quitas el antifaz te queda un vacío, tenemos que explicarles que ese vacío se llena con Jesucristo», asegura Cunha, remarcando que una de sus señas de identidad es la campaña en la que ofrecen botellines de agua a cambio de que los fiesteros entreguen sus vasos de cerveza.Cunha asegura que «el enemigo» domina el Carnaval y que la fiesta no es de su gusto, pero que consideran mejor participar para lograr convencer a quienes aún no conocen el amor de Jesucristo.

Este punto de vista lo comparte un número creciente de iglesias evangélicas; tradicionalmente la mayoría optaba por pasar estos días en retiros fuera del caos de las grandes ciudades, pero últimamente diversas comunidades religiosas está optando por formar «blocos» (como se conoce en Brasil a las comparsas de Carnaval).

Tan solo en Río de Janeiro además del bloco «Su cheio de amor», vinculado a la Iglesia Batista Actitud, también estarán presentes al menos otros como Evangelismo, Mocidade Dependente de Deus (Juventud dependiente de Dios) y Bola de Neve.Este último además del desfile realizará un concierto con cantantes de música religiosa en la escuela de samba de la favela Rocinha, algo muy simbólico dado que las iglesias más conservadoras suelen demonizar estas agrupaciones musicales de Carnaval.

Guerra cultural

El firme avance de los evangélicos en la mayor fiesta de Brasil cuenta en Río con un aliado moral, el alcalde Marcelo Crivella, que en sus declaraciones públicas no oculta su incomodidad con esta celebración.

El año pasado se ausentó de la ciudad durante estas fechas y se negó a entregarle las llaves de la ciudad al Rey Momo, un acto tradicional que marca el inicio de las celebraciones.Sin embargo, este año el alcalde se presentó a la inauguración el viernes y a pesar de que se mostró reticente a realizar el acto emblemático de inauguración de la fiesta, el alcalde terminó accediendo con la condición de que no le sacaran fotografías.

El alcalde está enemistado con buena parte de las personas del mundo del Carnaval, puesto que hace meses recortó a la mitad las subvenciones a las escuelas de samba usando la crisis económica como pretexto.

Además, decretó varios impedimentos a las comparsas que desfilan por las calles, imponiendo por primera vez horarios de finalización y cambios de recorrido, y propuso un recinto cerrado para que realizaran sus presentaciones sin causar trastornos en la ciudad, algo que fue cancelado a última hora tras un alud de críticas.De entre los casi 500 «blocos» que saldrán a las calles de la «Ciudad Maravillosa» durante estos días varios han escogido hacer sátiras al alcalde y a las creencias religiosas que, a su modo de ver, condicionan su forma de gobernar.

El tradicional bloco «Simpatia é quase amor» (La Simpatía es casi amor) es uno de ellos; su director, Tomaz Miranda, subraya que no es obligatorio que Crivella sea fan del Carnaval, pero sí que lo respete dada la importancia histórica, social y cultural que tiene para Río.

«Está gobernando la ciudad equivocada, hay una incomprensión absoluta del significado del Carnaval, sus decisiones están guiadas por un fundamentalismo que se traduce en un proyecto político que consiste en desmantelar las expresiones culturales basadas en las manifestaciones de matiz africana», critica.

Miranda añade además que las críticas al alcalde no se centran sólo en su persecución al Carnaval, sino también a las «rodas de samba» o a instituciones como la Casa do Jongo, un centro cultural que preserva la memoria de este género musical y que cerró sus puertas recientemente al dejar de recibir las ayudas municipales.El Carnaval de Río de Janeiro tiene lugar desde el pasado viernes al 14 de febrero y a pesar de las críticas a la gestión las autoridades aseguran que se batirán todos los récords, con seis millones de personas en las calles, de los cuales 1,5 millones se espera que sean turistas.

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