Temor a una recaída del transporte aéreo tras un verano mejor de lo esperado

Los profesionales del transporte aéreo temen una caída de los viajes por las nuevas restricciones de movimientos debido a la propagación de la variante delta, después de un verano boreal mejor de lo esperado.

El periodo estival en Europa estuvo marcado por un aumento de los niveles de desplazamientos aéreos inéditos desde el principio de la crisis del covid-19 (en marzo de 2020), que podrían en parte deberse al éxito del pase sanitario puesto en marcha por la Unión Europea.

Así, el número de pasajeros alcanzó el 65% del nivel del mismo mes en 2019 en julio, y el 71% en agosto, por encima de las previsiones más optimistas del organismo de vigilancia Eurocontrol.

El verano europeo termina «con un buen resultado. Esperamos que siga mejorando», declaró el miércoles el director general de Eurocontrol, Eamonn Brennan.

En Estados Unidos, el tráfico interno se encontraba en julio en un 28,5% menos de pasajeros por kilómetro transportado (el indicador de referencia en el sector) que respecto a 2019, según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).

En otro importante mercado, el chino, las compañías aéreas redujeron sus pérdidas con la recuperación económica.

Sin embargo, otros dirigentes no ocultan su temor a que se repita el escenario de 2020: con una mejora en verano (el 45% del nivel en julio y agosto respecto a 2019, en Europa) y una reducción importante de los vuelos debido a las sucesivas olas de la pandemia en otoño e invierno boreales.

El martes, el responsable de los aeropuertos de París, Augustin de Romanet, pronosticaba una «perspectiva para otoño e invierno no muy halagüeña».

– «Libertad de viajar» –

El mismo día, el jefe de la compañía de bajo coste, Ryanair, Michael O’Leary, dijo que le esperaba un «invierno difícil» a su compañía. Mismo mensaje en Lufthansa, donde su responsable, Carsten Spohr, alerta de un invierno «de nuevo largo y frío».

Air France-KLM apuesta por una recuperación de la rentabilidad de las operaciones en el tercer trimestre del año, después de haber perdido 10.000 millones de euros (casi 11.900 millones de dólares) desde el inicio de la pandemia.

Al igual que sus tradicionales competidores, Lufthansa y British Airways, Air France esperó todo el verano (boreal) a que se reabrieran las rutas con Estados Unidos a los europeos, entre las más rentables.

Pero la tendencia que se dibuja es más bien la inversa: el lunes, la UE anunció la vuelta de las restricciones a los viajes no esenciales desde Estados Unidos, ante el aumento de los casos.

La IATA no prevé que se recupere el nivel de 2019 del tráfico aéreo mundial antes de 2023. En julio, los vuelos de largo recorrido tenían un 73,6% menos de su tráfico respecto a 2019.

Para relanzar la actividad de un sector que perdió 126.000 millones de dólares en 2020, la IATA pidió a los gobiernos «restablecer la libertad de viajar».

«Al menos los viajeros vacunados no deberían sufrir restricciones», afirma.

Sector globalizado por excelencia, el transporte aéreo tiene que trabajar entre medidas gubernamentales «fragmentadas, unilaterales y temporales, insostenibles dado que llevamos ya un tiempo conviviendo con el covid-19», explicaban el miércoles los promotores de un «consorcio para la seguridad sanitaria mundial» (entre los que figura el exprimer ministro británico Tony Blair, y expertos en salud).

En un artículo publicado en el New York Times, este grupo pidió al G20 que impulse un certificado de vacunación reconocido en todo el mundo, para recuperar las rutas aéreas intercontinentales.

(AFP)

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