¿Quién acabará perjudicado cuando estalle la burbuja de GameStop?

Los pequeños inversores que habían estado atrapados en casa a raíz de la pandemia fueron los que impulsaron el crecimiento de las acciones de GameStop. Y serán ellos, y no los agentes de Wall Street, quienes acabarán desangrados cuando estalle la burbuja que han creado, advierten varios analistas a Reuters.

Durante el 2020 las plataformas de trading que no cobran comisiones por sus servicios —como Robinhood— han atraído el interés de muchas personas que querían acceder a los mercados de inversión para obtener ingresos rápidos. Tras haber bajado el listón para que los inversores minoristas pudiesen negociar, los corredores de bolsa se convirtieron en el factor que acabó inflando la burbuja de GameStop, explicó a la agencia británica Reuters Ronnie Sadka, un profesor de finanzas del Boston College.

¿Quién está en riesgo?

Como resultado, las acciones de GameStop superaron los 300 dólares y empujaron a algunas personas a invertir más dinero en la empresa, cuyo valor real —según los analistas de Wall Street consultados por la empresa Refinitiv— es de poco más de 13 dólares por título

Este rally aumenta el riesgo de que los inversores pequeños se dejen llevar por la euforia y pasen por alto las advertencias sobre las consecuencias de una posible caída. Según Sadka, la gente corriente que está invirtiendo se está volviendo un «un riesgo sistémico» que la Comisión de Bolsa y Valores de EEUU no está lista para gestionar.  

«El reto de regular no se trata de un caso en el que Wall Street esté presionando a los negocios familiares, sino de una situación en la que se está presionando a quienes venden en corto», señaló.

La venta en corto se produce cuando un inversor vende acciones prestadas por un corredor para comprar activos idénticos en fecha posterior con la esperanza de obtener un beneficio económico. La estrategia es arriesgada, ya que el precio de un activo puede crecer inesperadamente, tal y como sucedió con GameStop. Lo ocurrido con la cadena de venta de videojuegos fue una pesadilla para los fondos de cobertura que apostaron por su desplome.

Sin embargo, es muy probable que en el futuro se produzca un escenario más bien distinto. En este caso quienes invierten en GameStop serán los que se quemarán más, advierte Michael Pachter, un analista de la empresa de inversión privada Wedbush Securities.

«Esta es la nueva burbuja de los tulipanes», enfatizó. 

De esta manera el experto se refirió a un periodo de euforia especulativa en los Países Bajos que tuvo lugar en los años anteriores a 1637 durante un brote de peste bubónica. En la historia recibió el nombre de tulipomanía, y acabó formando una burbuja que llegó a explotar el 5 de febrero de 1637. Aquella crisis mostró que el precio de un activo puede caer en picado con la misma rapidez a la que dispara. El escenario acaba siendo desolador. 

Algunos de los que invierten en GameStop no saben «ni siquiera lo que vende», señaló Pachter al recordar cómo recibió una llamada de un amigo suyo que se jactaba de haber puesto 1.000 dólares en las favoritas de Reddit, como GameStop, AMC y BlackBerry, y que en dos semanas había ingresado unos 400.000 dólares. 

El mito sobre Wall Street 

Efectivamente, el caso de GameStop representa una forma de guerra de clases que los inversores pequeños están librando contra los gestores de fondos de cobertura, quienes apostaron a que las acciones de la tienda caerían, destaca la agencia británica.

Es diferente a las manías que sacudieron a los mercados en el pasado, como la burbuja puntocom del 2000 o la crisis inmobiliaria que culminó con la financiera del 2008. Sin embargo, es probable que para quienes compren GameStop en el momento equivocado, los resultados sean los mismos.

A día de hoy el valor total de las posiciones cortas favorecidas por los usuarios de Reddit, como en el caso de GameStop, es de unos 40.000 millones de dólares. Esto implica que su posible colapso dañaría solo a un puñado de fondos de cobertura, según analistas del banco británico Barclays.

«La realidad es que [el caso de] GameStop no perjudica a Wall Street. Puede que perjudique a un par de gestores de fondos de cobertura, pero nadie va a llorar por ellos. Los que van a perder los ahorros de su vida son los pequeños inversores», señaló por su parte Ben Inker, uno de los directivos de la empresa GMO.

Ese escenario preocupa a muchos analistas, incluidos a los de Wall Street, mientras que las cotizaciones de GameStop volvieron a crecer el 30 de enero después de que la app de inversión Robinhood se retractase de su estrategia al permitir la compra limitada de activos.

«[Las acciones de] GameStop no valen 500 dólares, ni 400 dólares, ni 300 dólares, ni 200 dólares, ni 100 dólares, ni siquiera 50 dólares. No los estoy condenando. Solo digo, por mi experiencia, que todo esto acabará en llantos», advirtió el inversor multimillonario Leon Cooperman en una conversación con la cadena estadounidense CNBC.

En marzo del 2000 la burbuja puntocom llegó a su apogeo cuando el índice Nasdaq —que aglutina a las empresas de gran peso tecnológico— subió un 400%. Dos años más tarde se desplomó más de un 75%. Destruyó así unos 6,2 billones de dólares de los hogares, estimó el profesor de la Universidad de Chicago Amir Sufi. 

A su vez, la crisis financiera del 2008 se llevó casi 16,4 billones de dólares de los estadounidenses a través de una combinación de fuertes pérdidas en el mercado de acciones y de la caída del valor de la vivienda, calculó la Reserva Federal. 

Ahora nadie espera que la burbuja de GameStop provoque algo parecido a los mismos niveles de dolor económico. Y es en parte porque la empresa ha emitido un insignificante número de acciones y no gozaba de mucha popularidad entre los inversores institucionales antes de que comenzase el año. 

Con 6.500 millones de dólares en ingresos obtenidos durante su último ejercicio fiscal y menos de 53.000 empleados en todo el mundo, GameStop no es capaz de causar un impacto económico desmesurado. Pero su colapso las tiene todas para dañar a aquellos que ayudaron a poner patas arriba la noción de Wall Street de lo que pueden hacer los inversores particulares, escribe Reuters.

«Habrá sangre en el suelo cuando todo esto acabe, pero será la sangre de los fondos de cobertura y de muchos pequeños inversores», advirtió Donald Langevoort, profesor de Derecho de Georgetown y especialista en la regulación de valores.

Sputnik

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