Gran Bretaña deberá «asumir las consecuencias» de una relación más débil con la UE, afirma Merkel

El Reino Unido tendrá que «asumir las consecuencias» de una relación económica menos fuerte con la Unión Europea tras el proceso del Brexit, declaró el sábado la canciller alemana, Angela Merkel.

La dirigente ha endurecido el tono en un momento en el que las negociaciones para un acuerdo sobre las futuras relaciones están estancadas.

Si bien el gobierno británico del primer ministro conservador, Boris Johnson, quiere definir cuál será su postura tras la salida del país de la UE, «entonces, por supuesto, deberá asumir las consecuencias, a saber: una relación económica menos estrecha», previene la canciller alemana en una entrevista con diarios de la red Europa, entre ellos Le Monde.

El Reino Unido salió de la UE el 31 de enero y ahora negocia con Bruselas para intentar establecer una relación comercial ventajosa con el bloque europeo al final del periodo de transición, que acaba a finales de año.

Alemania asumirá el 1 de julio la presidencia rotatoria de seis meses del Consejo de la Unión Europea.

«Debemos deshacernos de la idea de que somos nosotros quienes definimos lo que querrá el Reino Unido», subrayó la canciller, que en el pasado siempre obró por evitar un Brexit duro (una salida abrupta).

«El Reino Unido define y nosotros, como una UE de 27 [Estados miembro], damos la respuesta apropiada», afirma.

«Si el Reino Unido no quiere una regulación comparable a la de Europa en materia de medioambiente, de mercado de trabajo o de normas sociales, nuestras relaciones serán menos fuertes», añade.

La UE se encuentra por su parte en medio de duras negociaciones sobre un colosal fondo de reactivación económica, destinado a aportar una respuesta a los países europeos más afectados por los efectos de la pandemia de coronavirus.

Este fondo «no puede resolver todos los problemas de Europa», pero, según Merkel, hay que «actuar rápidamente ante la pandemia», visto el estado de la economía europea con tasas de desempleo que pueden llegar a ser muy elevadas en algunos países.

Esto podría «tener un impacto político explosivo» y agravar las «amenazas contra la democracia», advierte.

AFP

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