Científicos tratan de salvar el olor del pasado

El olor de una biblia del Siglo XVIII es extraído en el dormitorio Spangled de la Casa Knole, en el sureño condado de Kent, en Inglaterra.

AFP

Londres. Inspirados por el aroma del papel antiguo, unos científicos se sumergieron en una vieja mansión británica con el fin de preservar sus evocativos olores hasta la posteridad.

El equipo ha estado trabajando en la casa señorial de Knole, en el sudeste de Inglaterra, capturando el olor de libros, guantes usados por aristócratas, discos de vinilo e incluso las ceras para el piso.

Los científicos sometieron los objetos a pruebas para tratar luego de recrear su olor en el laboratorio, y trabajaron con los archivos de esta casa donde nació y pasó su infancia la novelista Vita Sackville-West.

“Los olores nos ayudan a conectar con la historia de una manera más humana», explicó Cecilia Bembibre, una estudiante de doctorado de la Universidad College de Londres que participó en el proyecto junto al analista químico Matija Strlic.

El proyecto tiene como objetivo identificar olores con “valor cultural”, así como «formas de documentarlos y, esperémoslo, conservarlos”, dijo Bembibre a la Afp.

Strlic explicó que trabajar en la mansión fue crucial, porque los objetos estaban en su «hábitat natural». «En un museo o una galería hubieran estado fuera de contexto», añadió.

Strlic y Bembibre y publicaron este viernes un artículo en la revista académica Heritage Science, que incluye los resultados de una encuesta sobre el olor a papel viejo efectuada en varios lugares, entre ellos la biblioteca de la catedral londinense de Saint Paul.

Los encuestados usaron términos como «húmedo», «mustio» y «dulce» para describir el olor de los libros. Strlic tuvo la idea de este estudio cuando descubrió, hace una década, que los conservadores de papel detectan si los libros se están degradando por su olor.

Tras años de investigaciones, sostiene que es capaz de identificar, simplemente por su olor, «dónde se hizo un papel, cuándo, y su nivel de degradación».

Entre otras finalidades, el científico espera que sus investigaciones sirvan para detectar signos de deterioro en las bibliotecas pero también para la creación de archivos históricos olfativos, en particular de aquellos que podrían desaparecer.

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