Trump da un viraje al curso bélico tras la crisis que provocó con Irán

David Brooks, corresponsal La Jornada

Nueva York. Donald Trump revirtió ayer el curso bélico en la crisis que provocó con Irán, al anunciar en un mensaje a la nación que el pueblo estadunidense debería estar extremadamente agradecido y contento, y dejó entender que, aparentemente, no habrá guerra. Nadie entendió.

En su mensaje transmitido en vivo desde la Casa Blanca, acompañado por los jefes del estado mayor en uniformes militares y sus secretarios de Defensa y de Estado, Trump declaró que los iraníes estaban frenando después de sus ataques con misiles contra dos bases militares en Irak, donde, informó, no hubo bajas estadunidenses. Festejó eso como una cosa buena para todas las partes, y algo muy bueno para el mundo.

En lugar de ordenar más operaciones militares, como se esperaba, se limitó a anunciar más sanciones económicas contra Irán y a la retórica de macho: “Por demasiado tiempo –regresando hasta 1979, para ser precisos– las naciones han tolerado el comportamiento destructivo y desestabilizador de Irán en Medio Oriente y más allá. Esos días han llegado a su fin. Irán ha sido el mayor patrocinador del terrorismo, y su búsqueda de armas nucleares amenaza al mundo civilizado. Nunca permitiremos que eso ocurra”.

Instó a los otros países firmantes a abandonar el acuerdo nuclear con Irán, y llamó a que la Organización del Tratado del Atlántico Norte se involucre más en Medio Oriente, sin ofrecer detalles. Y casi al final, Trump sorprendió al señalar que Estados Unidos debería de trabajar de manera conjunta con Irán en la lucha contra el Estado Islámico.

Continuó justificando el asesinato del general iraní Qasem Soleimani, y afirmó que por orden de él sus fuerzas militares eliminaron al mayor terrorista del mundo, a quien acusó de perpetrar las peores atrocidades.

Sin embargo, su régimen aún no ha presentado ninguna evidencia de la supuesta inteligencia de que el general Soleimani estaba planeando ataques inminentes contra estadunidenses en la región –la justificación oficial por su asesinato– ni las razones por las cuales se estaba considerando una guerra abierta con Irán. De hecho, está cambiando el mensaje oficial, justificando ahora la eliminación del general por su historial.

El intento del régimen de Trump de considerar a Irán como enemigo y amenaza principal de Estados Unidos, aparentemente no funcionó en generar la unidad patriótica en casa que algunos deseaban. En la primera encuesta después del asesinato del general iraní, la mayoría de estadunidenses (53 por ciento) reprueba el manejo de Trump sobre Irán, reportó Reuters. Más aún, menos de un tercio de votantes estadunidenses podían indicar dónde está ubicado el enemigo tan peligroso para su país en un mapa, según un nuevo sondeo de Politico/Morning Consult.

Además, la credibilidad del comandante en jefe es mínima, señalan algunos analistas. Es el presidente menos confiado en la historia de los sondeos. Dos tercios de estadunidenses lo perciben como deshonesto. Además, 61 por ciento dicen que no respeta la democracia, resume el estratega republicano David Frum en la revista The Altantic. Señala que es peligroso tener a un presidente con poder pero sin autoridad.

La desconfianza no se limita a este país. En 32 naciones –incluidos aliados históricos de Estados Unidos– 64 por ciento dicen no tener confianza en el manejo de política exterior de Trump (en México, 89 por ciento opina eso), según una encuesta del Centro de Investigación Pew difundida ayer (https://www.pewresearch.org/global/2020/01/08/trump-ratings-remain-low-around-globe-while-views-of-u-s-stay-mostly-favorable/).

Nadie entiende

Nadie entiende lo que acaba de suceder (aunque eso no ha impedido todo tipo de especulación y afirmaciones). Nunca antes se ha visto a tantos expertos, analistas, periodistas y comentaristas tratar de comprender algo sin lograrlo. No ayuda que el propio mensaje oficial, desde finales de la semana pasada empezando con la decisión de asesinar al general hasta esta mañana, ha sido contradictorio y a veces incoherente. Nadie ha descubierto una lógica y mucho menos una estrategia.

Por lo tanto, algunos concluyen que es otro ejemplo –mucho más peligroso que anteriores– de una crisis provocada por un líder poco estable y menos preparado.

Aunque no se entiende qué se logró, o se pensó lograr, expertos dentro de la cúpula señalan que hubo daños reales, incluido el fin probable de lo que quedaba del acuerdo nuclear con Teherán, un repudio casi universal en Irán e Irak contra el gobierno estadunidense (algunos ven eso como un gran logro dadas las divisiones en esos países), la suspensión de operaciones contra el Estado Islámico en la región, mayor incertidumbre y la necesidad de enviar más tropas –por lo menos 3 mil– a la región. ¿Qué es lo que estamos ganando?, preguntó el ex asesor de relaciones exteriores de Barack Obama, Ben Rhodes.

Otros lo ven como más de lo mismo y no tan misterioso, aunque tal vez con un manejo más inepto. Noam Chomsky comentó en una entrevista esta semana con Truthout que el asesinato ordenado por Trump fue un acto de terrorismo internacional, y que con sus acciones recientes contra Irán, Estados Unidos demuestra una vez más que es el principal Estado delincuente en el mundo hoy día.

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