¿Por qué no ha comenzado la guerra en la península de Corea?

Corea del Norte conmemoró el Día del Sol este 15 de abril. Se trata del aniversario del nacimiento del fundador de la República, Kim Il-sung. El presidente de EEUU, Donald Trump, ofreció su propio ‘regalo’ al pueblo norcoreano: una poderosa escuadra enviada a la costa de la península y encabezada por el portaviones USS Carl Vinson.

El mandatario estadounidense ha amenazado con atacar Pyongyang si Kim Jong-un lanza fuegos artificiales festivos en forma de pruebas de misiles balísticos. «Corea del Norte es un problema, y este problema será resuelto», expresó Donald Trump.

Los expertos políticos y militares están dibujando desde hace tiempo escenarios cada vez más sangrientos ante una posible guerra en la península. Pero la mayoría de los alarmistas comete un error fundamental, según el politólogo Gevorg Mirzayán: creen que Corea del Norte es esencialmente lo mismo que Ucrania o Siria, excepto que está al otro lado del mundo.

No obstante, el conflicto en torno a Corea del Norte es único: en él hay un alto nivel de amenaza, pero una baja probabilidad del comienzo de una guerra real.

Reglas del juego

En la península de Corea, todos se odian e intercambian amenazas, mientras que prometen «responder a los insultos con la aniquilación nuclear». Sin embargo, nadie está listo para dar el primer golpe.

La élite de Corea del Norte entiende que cualquier guerra en la península coreana acabará con la capitulación de Pyongyang. Los estadounidenses, los japoneses y los surcoreanos, a su vez, son conscientes de que el precio de tomar Pyongyang sería extremadamente alto. Y no se trata solo de pérdidas militares o contaminación nuclear.

En primer lugar, Seúl, que se encuentra a 50 km de la frontera entre las dos coreas, sería aniquilado por la artillería de largo alcance. En segundo lugar, ¿qué ocurriría con la Corea del Norte derrotada? ¿Quedaría integrada en su vecino del sur? Los analistas especulan con que el coste de la integración de la RPDC en la República de Corea, incluso por la vía pacífica, alcanzaría la suma de varios PIB de la última. En caso de la integración de un país destruido por la guerra, este costo se incrementaría varias veces.

Además, ¿dónde está la garantía de que China no entrará en la guerra para proteger a la RPDC? Tampoco se pueden atacar solo las instalaciones nucleares de Corea del Norte, dado que la mayoría de ellas se encuentra bajo tierra y está protegida por formaciones rocosas, por lo que los expertos estadounidenses no garantizan su destrucción. Asimismo, cualquier ataque semejante provocaría una guerra como consecuencia.

Factor Trump

Esta vez, en la ecuación hay una nueva variable: Donald Trump. Muchos creen que el mandatario estadounidense es capaz de cruzar la línea roja en las relaciones con Corea del Norte.

Sin embargo, a juicio de Mirzayán, Trump no es ese hombre temerario que muchos afirman. Su política tiene lógica. Últimamente, quería alcanzar una meta bien clara: poner bajo presión a China para que esta, a su vez, ejerciera presión sobre Corea del Norte para hacerla más dócil, mejorando así la imagen de un ‘Trump ganador’, capaz de arrodillar otra parte más al ‘eje del mal’.

El problema es que el gigante asiático no tiene poder para influir así en Corea, a pesar de ser su principal proveedor de alimentos y combustible.

Pyongyang se comporta como un adolescente a quien le gusta destacar su independencia y provocar al ‘adulto’, en este caso, a China.

La RPDC sabe que el gigante asiático tiene un miedo enorme de la caída del Estado norcoreano, puesto que, para el país asiático, significaría miles de millones en pérdidas para la economía, millones de refugiados y cientos de miles de soldados del Ejército de Corea del Norte sin hogar, por no hablar de una posible contaminación nuclear de las bases estadounidenses cerca de la frontera con China, entre otras consecuencias desastrosas.

Respuesta correcta

China ha intentado presionar a Corea del Norte, pero sin resultado. Con este fin, se ha negado a comprar carbón a su vecino occidental y ha suspendido los vuelos de Air China a Pyongyang.

Paralelamente, los chinos han intentado otra vez explicar el peligro de la situación a todos. «Si la guerra comienza en realidad, todo el mundo va a perder. No habrá ganador», dijo el ministro de Exteriores chino, Wang Yi. Con todo eso, Corea del Norte presentó un gran desfile militar con cohetes y pruebas de misiles.

Curiosamente, Trump logró salir de esta situación desagradable sin bombardear a nadie. Después de insistentes peticiones de China y Corea del Sur, generosamente consintió no golpear a Corea del Norte, sino apostar por la estrategia de contención —es decir, exactamente lo que hacía cada Administración estadounidense antes de él-.

Ahora, el Gobierno de EEUU está discutiendo una alianza más estrecha con Corea del Sur y Japón. Y no solo contra Corea del Norte, por supuesto, sino también contra la propia China. Después de eso, ¿aún consideran a Trump un presidente que no se rige por la lógica?

Fuente: Sputnik

 

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