¿Podría la defensa antiaérea rusa repeler los golpes de EEUU en Siria?

Desde el punto de vista de la cobertura desde el aire, el Ejército ruso en Siria no está mal, escribe el analista militar de Sputnik Andréi Kots. En la base aérea de Hmeymim, en Latakia, hay una compleja red de defensa aérea protegida desde lejos por los misiles teledirigidos S-400.

El segundo nivel de protección son los complejos marinos S-300 Fort, establecidos en los cruceros de misiles Mariscal Ustinov y Variag, que se suceden alternativamente en servicio en el este del Mediterráneo, así como el sistema de misiles antiaéreos Buk-M2E.

La tercera frontera son los sistemas de defensa aérea sirios S-125 Pechora-2M. Y, por último, la cuarta son los de corto alcance Pantsir-S1, que cubren el aeródromo y las posiciones de los S-400. Además, los cazas Su-30SM y Su-35 están listos para repeler un ataque aéreo en cualquier momento.

El Ejército ruso realiza de manera regular ejercicios para fortalecer la interacción entre las fuerzas marinas, terrestres y aéreas. Según el experto del Centro de Estudios político-militares del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú Vladímir Korovin, la esencia de esta táctica es que los buques de guerra, aviones y sistemas de defensa aérea terrestres operan en un solo campo de información, comunicándose y transmitiendo mutuamente.

Hace falta entender que el enemigo potencial sabe perfectamente de cuántos sistemas de misiles antiaéreos dispone Rusia, señala Korovin. Se requieren al menos dos misiles antiaéreos para garantizar la derrota de un proyectil de crucero. De este modo, el número de armas de fuego del lado defensor debe al menos duplicar el número de proyectiles lanzados.

No obstante, según el analista, la estrecha interacción de las fuerzas de la Marina, las Fuerzas Aeroespaciales y las Fuerzas Terrestres resolverá este problema al menos parcialmente.

«Cuando todos los sistemas de defensa aérea están en el mismo orden de combate, trabajando de una manera coordinada en el espacio y en el tiempo, este ‘muro’ atesora grandes capacidades. Los últimos ejercicios han demostrado que Rusia es capaz de contrarrestar amenazas en aguas abiertas. Esta situación es similar a un duelo, ninguno de los dos lados tiene una ventaja sobre el otro. El enemigo potencial no tiene una superioridad decisiva, y es lo que lo detiene», cree el analista.

De momento, ambas partes no saben qué hacer. Si los estadounidenses atacan, y Rusia y Siria derriban todos sus misiles o la mayoría de ellos, será un completo fracaso para los estadounidenses. En este caso, Rusia recibirá 1.000 pedidos para sistemas de misiles antiaéreos. Pero si la defensa aérea de Siria y Rusia no pueden hacer frente a esta tarea, vale la pena esperar una situación inversa.

Donald Trump está considerando la posibilidad de un golpe a las fuerzas rusas e iraníes en Siria en caso de que el presidente del país, Bashar Asad, utilizase armas químicas en Idlib. La principal fuerza de ataque de los estadounidenses en la región son los misiles de crucero Tomahawk de base marítima.

Ya habían sido usados en abril de 2017 y de 2018. No obstante, los resultados dejaban mucho que desear, pero Trump afirmó en repetidas ocasiones que el nuevo ataque sería mucho más grave.

Sputnik

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