Las incongruencias del 11-S

Por Thierry Meyssan

En mi libro sobre el 11 de septiembre y los hechos posteriores, emití una hipótesis sobre ‎lo que ‎realmente sucedió aquel día. Pero eso carece de importancia en mi demostración. ‎La facción que ‎perpetró aquel crimen quería provocar una conmoción comparable a lo que ‎suscitaron ‎los hechos de Pearl Harbor… conforme a lo que ya habían escrito antes los miembros ‎del ‎‎Project for a New American Century, para justificar una modificación del modo de vida y ‎del ‎funcionamiento de EEUU. Lo que hicieron fue contar a la opinión pública una ‎historia ‎increíble… que todos se tragaron sin chistar. ‎

Sin embargo: ‎

-‎‎ Hasta el día de hoy, no existe todavía nada que demuestre que los 19 individuos ‎designados ‎como “secuestradores aéreos” estuvieron realmente a bordo de los aviones ‎secuestrados. ‎Esas personas ni siquiera aparecían en las lista de pasajeros que las compañías ‎aéreas publicaron ‎aquel mismo día. Los vídeos que muestran a esos “secuestradores aéreos” ‎no fueron grabados ‎en Nueva York sino en otros aeropuertos donde estuvieron en tránsito.‎

-‎‎ Hasta el día de hoy, no existe ninguna prueba de que las 35 comunicaciones telefónicas ‎con ‎pasajeros que se hallaban en los aviones secuestrados hayan existido realmente. ‎Lo mismo ‎sucede con la conversación telefónica atribuida a un pasajero que supuestamente ‎atacó a ‎los secuestradores del vuelo UA 93 y con la conversación telefónica que ‎el Procurador General, ‎Theodore Olson, decía haber sostenido con su esposa, quien viajaba en el ‎vuelo AA 77. Por el ‎contrario, el FBI especificó que los aviones secuestrados no tenían teléfonos ‎incorporados en ‎los asientos de los pasajeros y que dichos pasajeros habrían tenido que utilizar ‎sus propios ‎teléfonos celulares… que en aquella época no funcionaban a más de 2.000 metros de ‎altitud. ‎Además, en las listas de comunicaciones proporcionadas por las compañías ‎telefónicas ‎no aparecía ninguna de las comunicaciones mencionadas –ni siquiera la que reportó ‎el ‎Procurador General Olson.

– ‎Hasta el día de hoy, no existe ninguna explicación física que permita entender el derrumbe ‎vertical (sobre ‎sí mismas) de las Torres Gemelas del World Trade y de un tercer edificio de aquel ‎complejo. Las Torres Gemelas recibieron cada una el impacto de un avión, sin que ‎eso ‎las derribara. Según la versión oficial, el combustible de los aviones ardió y el fuego fundió ‎las ‎vigas verticales que sostenían las dos torres, lo cual explicaría su derrumbe. Un tercer ‎edificio ‎del complejo también se derrumbó –sin impacto de ningún avión– supuestamente porque ‎fue ‎afectado por los derrumbes de las Torres Gemelas… pero no cayó lateralmente sino que ‎también ‎se derrumbó sobre sí mismo. Obsérvese que nadie explica las explosiones laterales que ‎reportaron ‎los bomberos y que se ven en numerosas imágenes filmadas. Nadie explica tampoco ‎la ‎presencia de vigas verticales seccionadas –no fundidas. Tanto las explosiones como la ‎presencia ‎de vigas seccionadas indican la existencia de una demolición no accidental sino ‎controlada. ‎Otro hecho, ni antes ni después del 11 de septiembre de 2001 se ha producido el ‎derrumbe de ‎ningún rascacielos como resultado de un incendio de grandes proporciones (1). Y ‎después de ‎aquel 11 de septiembre, nadie ha sugerido modificar la manera de construir los ‎rascacielos para ‎evitar una catástrofe similar. Para terminar, las fotos de verdaderas “piscinas” de ‎acero fundido ‎tomadas por los bomberos y las fotos de la FEMA (la agencia estadounidense para ‎la gestión de ‎catástrofes) que muestran como se derritió la roca sobre la cual estaban ‎construidos ‎los cimientos son inexplicables según la versión oficial. ‎

– Hasta el día de hoy, no existe ninguna prueba de que un avión de pasajeros se haya ‎estrellado ‎contra el Pentágono. Al día siguiente de los atentados, los bomberos explicaron en ‎una ‎conferencia de prensa que no habían encontrado allí nada proveniente de un ‎avión, que tampoco aparece en ninguna foto. ‎Las autoridades, que publicaron un comunicado feroz contra mi libro, anunciaron ‎haber ‎encontrado numerosas piezas de avión y aseguraron que estaban utilizándolas para ‎reconstituir ‎el aparato en un hangar… pero luego dejaron de informar al respecto. Por cierto, ‎familiares de ‎víctimas, inicialmente escandalizados por el contenido de mi libro, cambiaron de ‎actitud cuando ‎las autoridades les entregaron urnas funerarias con restos supuestamente ‎identificados gracias ‎a… las huellas digitales, lo cual debería ser imposible tratándose de ‎personas muertas en medio de ‎las altísimas temperaturas de un incendio de gran envergadura. ‎Algunos de esos familiares de ‎víctimas se negaron a firmar el acuerdo de confidencialidad que las ‎autoridades les proponían ‎a cambio de una fuerte indemnización. ‎

(1) Cuatro años después de los hechos del World Trade Center, los madrileños fueron testigos del incendio de la Torre Windsor, un edificio de 32 plantas y más de 106 metros de altura. En la noche del 12 al 13 de febrero ‎de 2005, la Torre Windsor estuvo ardiendo durante horas. Algunas partes del edificio colapsaron ‎de forma aislada pero la Torre Windsor no se derrumbó sobre sí misma. De hecho, se mantuvo en pie y tuvo que ser objeto de un trabajoso proceso de desmantelamiento ‎para liberar el terreno que ocupaba. A pesar de su engañoso título, el lector podrá encontrar ‎detalles interesantes en el artículo “Quince años del incendio del Windsor, el rascacielos que se derritió a 1.000 grados”. elpais.com/ccaa/2020/02/11/madrid/1581424711_895152.html)

Fuente: Red Voltaire

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