La última gran estafa

Jesús Antonio Fernández

Las corporaciones  económicas que producen las vacunas disponen de un entramado en donde hay accionistas poderosos, bancos, estados nacionales y medios de comunicación que, finalmente, están a su servicio para generar la publicidad necesaria acerca del bien de la vacuna.

Estos fondos de inversiones controlan a medios de comunicación y diversos entes que en su estrategia logran digamos convencer de las bondades de sus remedios químicos.

Los científicos de hoy son grupos de personas que también están contaminados por el individualismo entonces no podemos esperar mucho de ellos, entre otras, porque están viviendo en la competencia en vez de compartir sus experiencias para poder sacar una vacuna lo más eficaz posible.

Los científicos podrían ser llamados técnicos, más bien, por su modo de comportarse ya que andan a la caza de un premio prestigioso o bien de dinero. Esto y ponerse en el lugar del otro no es compatible.

Los que menos disfrutan de la vida son los que más tienen y esto viene siendo así desde que alguien inventó el dinero. Esto ocurre así, quizás, porque el ser humano no tiene todavía la capacidad para poder tener o poder en sus manos o dinero.

En cuanto le das algo de poder comienzan los líos, las manías, los problemas. Una serie de miedos acorralan  a la persona que tiene dinero o prestigio.

Se está aprovechando la pandemia para producir una serie de descalabros humanos nunca vistos: limitación de derechos humanos, vulneración de los derechos de las personas en cuanto a emigrar, movilidad, trabajo y etc…, subida de impuestos u otros bienes básicos como la electricidad.

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