La ruda “4ta ola” de coronavirus mutantes si se relajan las medidas de control del covid-19

Por Jesús del Toro

El presente invierno ha sido especialmente severo en cuanto a la pandemia de covid-19, con grandes y trágicas cantidades de contagios, hospitalizaciones y fallecimientos a escala internacional.

Pero en el caso de Estados Unidos, el país con más casos y más muertos por covid-19, el panorama tiene un punzante claroscuro. Por un lado, se han ya distribuido y aplicado más vacunas contra el coronavirus que cualquier otra nación y la cantidad de nuevos casos, aunque aún muy altas, han descendido en semanas recientes. Por otro, aún existen enormes rezagos en el acceso a las vacunas, sobre todo entre las poblaciones más vulnerables, y existe el grave riesgo de que el auge de nuevas variantes del coronavirus pueda minar el avance de la vacunación y desatar una “cuarta ola” de contagios masivos.

Ciertamente, no existe aún plena certeza de cuál será el impacto de las nuevas variantes, tanto en la incidencia de contagios como en la efectividad de las vacunas. Y por ello algunos consideran que luego de las tres primeras oleadas –la de la primavera de 2020 que se sufrió en Nueva York y otras ciudades, la del verano en estados del sur y la que comenzó en noviembre pasado que ha afectado a todo el país– podría darse una cuarta, sobre todo si variantes más infecciosas se vuelven hegemónicas y no se realiza un suficiente esfuerzo de prevención del contagio y de vacunación.

Mucho se espera de las vacunas, y son ciertamente una herramienta que puede parar en seco la pandemia, pero aún pasarán varios meses (quizá hasta mayo o junio) antes de que sea posible que el general de la población pueda ser inmunizada, pues la disponibilidad actual de las vacunas solo es suficiente para cubrir a grupos prioritarios y vulnerables. Pero la mayoría de las personas menores de 65 años, y en algunos estados incluso personas mayores de esa edad, tendrán aún que esperar para recibir la vacuna.

Con todo, en varias regiones, de acuerdo al relato de USA Today, se han comenzado a relajar de modo inquietante las medidas de contención del virus: las legislaturas de tres estados levantaron ya el mandato de usar cobertura facial y en Nueva York y Massachusetts se relajaron las restricciones a los restaurantes de modo previo al Día de San Valentín.

Otras ciudades y estados del país también han relajado en cierto grado las medidas de contención contra el covid-19, motivadas por una baja en los casos y las hospitalizaciones y, también, considerando la necesidad de ampliar la apertura de la economía.

Todo ello abre la posibilidad de que una combinación entre el avance de variantes del coronavirus como las originadas en Gran Bretaña, Sudáfrica o Brasil, de mayor poder infeccioso, y una relajación de las medidas de mitigación pueda desatar esa temida cuarta ola de covid-19.

“Pareciera que estuviéramos haciendo lo mejor para ayudar al virus en lugar de para detenerlo”, se lamentó ante USA Today la viróloga Theodora Hatziioannou, de la Universidad Rockefeller de Nueva York.

El miedo a que alguna de esas nuevas variantes pudiese incluso reducir la efectividad de las vacunas o de los tratamientos antivirales disponibles (como los llamados anticuerpos monoclonales) añade nubarrones al panorama.

Al respecto, de acuerdo al citado periódico, el doctor Peter Hotez, director de la Escuela Nacional de Medicina Tropical de la universidad Baylor College, dijo en el contexto del avance de la variante británica del coronavirus que si en Estados Unidos se dan las mismas tasas de fatalidad que las que se registraron en Gran Bretaña, “me preocupa que podamos enfrentar una pasmosa cuota mortal en el próximo verano y otoño”.

De acuerdo a la directora del Centro de Prevención y Control de Enfermedades (CDC), la variante británica del coronavirus podría convertirse en la predominante en Estados Unidos en marzo próximo, de acuerdo a la televisora CBS News.

Y esas no son las únicas mutaciones del coronavirus que se propagan en Estados Unidos. En realidad, al menos siete han surgido ya dentro del país, según reportó The New York Times. Y dado que en Estados Unidos no se han realizado estudios de secuenciación del genoma del coronavirus en la magnitud que se ha hecho en otros países, no se contaría aún con suficientes datos para medir el alcance del proceso de mutación del patógeno en la población estadounidense infectada.

La mutación es algo natural en todo virus durante su replicación y muchas veces no implica mayor transmisibilidad o letalidad. Pero en ocasiones un cambio sí llega a volver a un virus más infeccioso o agresivo, y es por ello que prevenir el contagio mediante medidas como uso de mascarillas y distanciamiento social y con vacunación es imperativo para frenar la pandemia y prevenir el auge de nuevas variantes del virus.

“La mejor manera de mitigar la amenaza de las variantes es controlar el virus… [con] el uso de cobertura facial, lavándose las manos, evitando las multitudes y con vacunación”, dijo al USA Today la doctora Luciana Borio, exdirectora interina de la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos.

No es inevitable, pero sí posible, que las nuevas variantes resulten más letales que el coronavirus original ni si estas reducirán la efectividad de medicamentos y vacunas, pero ante ello lo más apropiado es redoblar las medidas de mitigación y control de la pandemia. La vacunación es crucial y ofrecerá importantes resultados, pero en paralelo se requiere continuar de modo riguroso con el uso de mascarillas y el distanciamiento social.

Así, esa terrible y temida cuarta ola podría no tener lugar, o ser comparativamente menor, pero ello dependerá en buena medida tanto de las características del coronavirus y sus variantes como de la acción que autoridades y personas realicen para frenar la propagación de la pandemia.

Algo que, dado que el covid-19 no será erradicado por completo sino que presumiblemente persistirá por años, con menor incidencia pero no por ello soslayable, deberá mantenerse por mucho tiempo en el futuro.

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