¿Es la promesa política del candidato una pauta para las RP durante la campaña electoral?

“De vez en cuando hay que hacer una pausa –(“PAUTA”)- / contemplarse a sí mismo/sin la fruición cotidiana/examinar el pasado/rubro por rubro/etapa por etapa/ baldosa por baldosa/ y no llevarse de las mentiras/ sino cantarse las verdades” . MARIO BENEDETTI

“Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas” . Eclesiastés 5:5

Por Roberto Rímoli (*)

La promesa política

He llegado a la firme convicción de que la promesa política siempre ha sido utilizada por los políticos como un recurso que converge con la demagogia y las relaciones públicas que ejecutan éstos, debido a que ésta última juega un papel crucial en la consecución del voto, razón por la cual se debería crearse un mecanismo para interpelar a todo “prometedor” elegido que infrinja con sus promesas.

La única solución para estrecharle el círculo a “la falsa promesa política” es aprobar por ley un Referendo Revocatorio (plebiscito) que sirva de instrumento político que empodere al pueblo y se aplique recolectando firmas que complete el 3% del total de los votos que llevó a la posición electiva al candidato presidencial que vaya a ser revocado por incumplir con sus promesas, en la que el pueblo convoque elecciones en un plazo de 30 días con los candidatos de otros partidos, a excepción del partido revocado del poder y con la finalidad de decidir si el pueblo lo acepta o lo rechaza.

De todas las pretensiones de placer -como podemos situar a la promesa política- más que nada su norte es para encubrir y perder de vista un saber inconsciente, como diría Freud. De ahí que interpretamos que si las ciencias “psi” recalcan en hablar de desórdenes, hablaríamos de desórdenes del deseo. Pero el recurso de la promesa política, puede decirse que es un hilo invisible de la retórica política que da forma a las campañas políticas. La finalidad de hacer promesas es tratar de dominar un escenario político nebuloso de lo verdaderamente humano. La promesa es un calmante contra la incertidumbre, pero cuando se trata de una “falsa promesa” como muchas que hacía el PLD mediante el Danielaje, las consecuencias debilitan no solo toda la credibilidad del candidato ante la opinión pública, deterioro de la imagen, desconfianza, inmadurez, sino las del mismo partido.

La política es un universo creador y abono a todas situaciones. Debido a esto, cuando un funcionario está en la oposición y dice que haría tal o cual cosa, y es nombrado, como sucedió con Ito Bisonó al frente del Ministerio de Industria y Comercio, de que bajaría los combustibles y luego falla y sale con una fórmula extraña para justificar su inmobilidad, es también un acto de “falsa promesa” y de relaciones públicas.

Conocido este preámbulo sobre el actuar contra las “falsas promesas políticas”, exponemos a continuación el manejo de las relaciones públicas y algunos errores en el desplazamiento del terreno comunicativo. Veamos:

Las relaciones públicas

Muchos creen que cualquier persona – incluso profesional- puede estar capacitada para trabajar las relaciones públicas de una empresa privada, una entidad gubernamental o las personales de un candidato político. Debido a esta creencia muchos políticos fracasan en su intento de ascenso al poder, o en el cercano caso, de crear una imagen satisfactoria porque que piensan que ésta es sólo escribir notas de prensa, circulares, espacios pagados, dar una declaración, acompañar al candidato, etc… La respuesta es NO. Cuando se tiene experiencia en el campo de las relaciones  públicas también se tiene dominio y éstas se ejecutan casi inconscientemente en el campo político siempre que se trate de un relacionador público con preparación académica en ese terreno y con cierto prestigio moral, intelectual, buenas relaciones humanas, presencia, liderazgo y credibilidad. Las relaciones públicas se basan también en el manejo táctico, estratégico y cultural de la comunicación en el preciso momento que se necesite. Es más, en muchas ocasiones el relacionista público está facultado para emitir declaraciones cuando el candidato no esté disponible. Por esta razón el relacionista no es ni debe ser un simple gacetillero.

Una de las alternativas comunicacionales que más se utiliza en el terreno político electoral es el de las relaciones públicas -que en lo adelante la nombraremos como RP- por ser una herramienta que permite presentar de manera apropiada todas las ventajas de índole competitiva de la campaña y del candidato, entre los que, también podemos señalar los denominados “productos políticos”, tales como son el partido político, su ideología y la plataforma programática, herramientas éstas que articula y expone el candidato bajo su responsabilidad.

Las RP son una función directiva que ayuda a establecer y mantener líneas mutuas de comunicación, comprensión aceptación y cooperación entre una organización y sus públicos: comprende el tratamiento de problemas y temas específicos – “issues management”- como dicen los norteamericanos, que brega con las estrategias y los conflictos. También define y enfatiza la responsabilidad de la dirección de servir el interés público; ayuda a mantener la dirección informada de la opinión pública y sentirse responsable de su gestión; define y enfatiza la responsabilidad de la dirección de auxiliar el interés público, y asiste a liderar y gestionar el cambio, sirviendo como primer sistema de señales de aviso con la finalidad de anticipar tendencias. En algunos de estos entramados, de manera inevitable se cuela la “falsa promesa política”.

De ese submundo que acabamos de mencionar se han derivado tres acepciones o líneas de desarrollo: como un conjunto de actividades y de conocimientos y como filosofía de dirección.

 Gruning y Hunt (1984) en su obra han señalado 4 modelos distintos de RP que fueron bautizados como: 1– Agente de Prensa, 2– Información Pública, 3– Asimétrico Bidireccional y 4- Simétrico Bidireccional, en donde existen dos elementos fundamentales para definir 4 modelos, los que son: “la dirección” y “el propósito”. El primero establece si hay o no posibilidad de retroalimentación y el segundo establece condiciones de simetría del modelo, en el sentido de la actitud de escucha y la voluntad de reajuste entre la organización y sus públicos, o de asimetría del modelo que representa la compulsividad, dejar la organización intacta para intentar por todos los medios de influir en los públicos. Es importante señalar que todos se utilizan en la actualidad, aunque unos más que otros.

Buceando a fondo: ¿Cómo es que las RP llegan a las campañas? Sencillamente, a este proceso le precede el reconocimiento lógico y consecuente de que las RP son más estratégicas que la publicidad.

Rafael Alberto Pérez (2008) en su obra Estrategias de comunicación, claramente propone como los conceptos “estrategia”, “comunicación” y “consenso” son los grandes envases y la convergencia de otros conceptos como la propaganda, la retórica, la publicidad, las RP que se ubican en el nuevo espacio de la comunicación estratégica. En este apartado, el político hábil penetra con sus falsas promesas.

De esta manera es como observamos en la práctica la creación de alianzas entre políticos y votantes, el cómo durante la campaña electoral los candidatos no dudan de prometer todo lo que sea posible –  y lo imposible también !!! para obtener el voto de los electores con los que han tenido contacto, ofendiendo en no pocas veces la inteligencia y la bondad de los individuos, que como muestra dijera en 2008 el ex presidente Leonel Fernández que “mis contrincantes no saben conceptualizar...

Todo plan de RP que se ejecuta en la campaña es un subproducto de la estrategia general de campaña, irá alineado en el entendido de que este documento es el producto de un amplio y concienzudo trabajo de investigación social, electoral, política y de la opinión pública para conocer con precisión qué temas se deben de activar en la mente de los electores.

Muchas veces un error político de esta naturaleza no solo se paga caro por lo desbocado y emocional del candidato en su alocución. Veamos:

Nuestra gentee!… no soporta más el despilfarro, el derroche, el dispendio, la dilapidación, la incapacidad, la indolencia, la insensibilidad, la indiferencia, la apatía, la desidia, la negligencia, la burla, la hipocresía, la simulación, la manipulación, el encubrimiento, el fraude, la ingratitud, la intriga, la deslealtad, la trampa, la violación, la malignidad, la perversidad, la crueldad, la depravación, la maldad, la farsa, el embuste, la mentira, el engaño, el pillaje, el saqueo, el desfalco, la malversación, la corrupción y sobre todo el comesolismo que ha instaurado el PLD en su forma de gobernar.” (Alocución de Miguel Vargas Maldonado, antes de ser Canciller).

En esta perorata de sinónimos consecutivos – y teniendo en cuenta los antecedentes del señor Vargas- el futuro Canciller desconectó el cerebro de su lengua, aceptando luego trabajar en un gobierno de delincuentes. ¿Y entonces? -sencillamente la Moral y la imagen cayeron estrepitosamente al vacío al esgrimir semejante contradicción, acción que, sumada a otras trastadas del personaje en cuestión, como fue robo descarado del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el pueblo en venganza lo castigó en las elecciones de 2020 con un porcentaje insignificante de votos, cuando antes ese partido era un hueso duro de roer.

Otros de los aspectos para brindar un panorama completo al equipo de campaña, para que desde ese punto de partida puedan delinear la estrategia para las principales actividades de la campaña: diseño del mensaje, segmentación de electores, las estrategias creativas, de medios, manejo de crisis y por supuesto un plan de RP.

Una de las ventajas competitivas relevantes en la campaña es el mismo candidato, debido a que puede brindar aspectos claros y determinantes como son el liderazgo, la vocación de servicio y su compromiso social. Todas estas cualidades podrán utilizarse como fortalezas al momento de desarrollar las RP de la campaña. Serán estos aspectos argumentativos los que le den sentido al elector al través de la emoción y la razón.

Uno de los objetivos fundamentales de las RP en la campaña electoral es la persuasión, la que podemos entender como una actividad que consiste en demostrar la incoherencia, no pertenencia o ineficacia de la conducta del otro y de intentar modificarla mediante la interacción simbólica. Para que en las  RP el candidato como emisor de un mensaje transmita uno apropiado y tenga un efecto persuasor en el público que le escucha, debe tener en cuenta a la audiencia que se dirige, cual es la credibilidad generada en torno a su mensaje, la calidad del emisor y el contenido de lo que pregona, por igual la frecuencia con que se emita el mensaje para ser asimilado y comprendido por el elector, y finalmente la aceptación, que se refiere a si ese mensaje diseñado tiene sentido al ser pronunciado por el candidato, apoyado por el partido y su propuesta de campaña. Hemos visto el radio de acción que proporcionan las RP. ¿Quedamos claro?                            

  ________________________________________

(*) Roberto Rímoli es periodista-investigador y psicólogo clínico y de la comunicación

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

dieciseis + cuatro =