Detrás del ‘impeachment’: la batalla a muerte de Soros contra Trump

Por Alfredo Jalife-Rahme

El israelí-ucraniano Lev Parnas, quien rompió con Rudolph Giuliani como su operador en Ucrania, delató que «Soros es el enemigo número 1» de Trump. Giuliani, hoy abogado particular de Trump y alcalde de Nueva York durante el 11/9, arremetió contra George Soros, de 89 años. El ‘impeachment’ ha fracturado a la comunidad judía de EEUU e Israel.

Ya había señalado «el pleito a muerte entre Soros y Trump» desde el inicio del impeachment en la Cámara de Representantes, donde «Adam Schiff, hoy a cargo de la arremetida contra Trump ante el Senado, ha sido lubricado financieramente por el megaespeculador globalista Soros», y quien ha sido vinculado al soplón anónimo —cuya identidad es Eric Ciaramella— del Ucraniagate que sustituyó al fallido y falso Russiagate del fiscal especial Mueller.

No importa la presunta culpabilidad de Trump, sino las tres cuartas partes de votos en el Senado, hoy a mayoría del Partido Republicano, que se necesitan para su impeachment.

Se trata de una batalla política con tintes partidistas monocromáticos cuando en la Cámara de Representantes, a mayoría Demócrata, se votó a favor del proceso del impeachment que deberá concluir en el Senado, donde el pleito a muerte de Soros contra Trump prosigue viento en popa: desde el impeachment, pasando por el control de Europa del Este (con mayor ahínco en Ucrania), hasta las masivas migraciones de Centroamérica para desestabilizar la transfrontera de México con EEUU.

Amén de que Soros ha sido señalado de encontrarse detrás de las masivas migraciones de Oriente Medio a Europa y de Centroamérica a EEUU, nada menos que el israelí-ucraniano Lev Parnas, anterior aliado de Rudolph Giuliani reveló en una entrevista al amarillista portal The Daily Beast/Newsweek, conocido por su acerba fobia al presidente número 45, que para la triada de abogados Giuliani, Joe diGenova y su esposa, Victoria Toensing, «Soros es el enemigo número 1» de Trump. Además, Soros «había infiltrado al Gobierno de EEUU y al Departamento de Estado».

Lev Parnas reveló que Trump y su equipo legal particular a cargo de Giuliani afirman que «Soros empleó a diferentes fiscales en diferentes Estados, a diferentes Congresistas y la cosa más grande de todas es que pensaron que Victoria Nuland era su persona en el Departamento de Estado y que entonces lo dejaron controlar Europa oriental nombrando embajadores con el fin de «tapar su corrupción». ¿Y a poco no es verdad?

Antes de su estruendosa ruptura con Giuliani, Lev Parnas había sido asignado como el operador ante el Gobierno ucraniano de Zelenski para obtener los datos comprometedores en la gasera ucraniana Burisma sobre la legendaria corrupción de Hunter Biden hijo del exvicepresidente Joe Biden, hoy candidato presidencial alicaído.

​Lev Parnas confiesa que «el consenso era que la razón de que Trump tuvo el Russiagate y todo lo que estaba ocurriendo, era debido a que Soros y los Demócratas controlaban ciertas embajadas en Europa oriental, particularmente la de Ucrania», cuya embajadora Marie Yovanovitch era adicta a Soros, lo cual en su conjunto ocasionó las cefaleas políticas de Trump.

Las terribles acusaciones de Lev Parnas fueron explotadas de última hora por los congresistas del Partido Demócrata para el impeachment de Trump en la fase de su proceso en el Senado, pero no prosperaron.

El abogado Joe diGenova, aliado de Giuliani, entrevistado asiduo de Fox News (muy cercano a Trump), comentó que Soros, donador del Partido Demócrata controlaba al Departamento de Estado, al FBI y al Gobierno de Ucrania y fustigó que Soros «corrompió a los funcionarios del FBI» —que controla las ONG, entre ellas Human Right Watch y Amnistía Internacional— y a los «funcionarios del Departamento de Estado».

Existe una fractura de la comunidad judía en EEUU y en Israel.

Llamó la atención que Trump haya contratado al multimillonario abogado evangelista sionista Jay Sekulow, fundador de la organización Judíos con Jesús y quien se autodenomina «un bonito niño judío», que se convirtió al cristianismo «que reza por Cristo» y quien afirma que «fue llamado por Dios para defender a Trump» y al israelí-estadounidense Alan Dershowitz, anterior profesor de leyes en Harvard, inmiscuido en la red de pedofilia del suicidado Epstein quien fue señalado como agente del Mossad.

En EEUU, el electorado judío tiende a ser proclive a Soros y al Partido Demócrata, mientras que grandes políticos como Kissinger y multimillonarios israelí-estadunidenses vinculados a los casinos, aseguradoras y finanzas son partidarios de Trump, amén de su yerno talmúdico Jared Kushner quien maneja simultáneamente las agendas políticas de su suegro en Israel y México.

A la firma de la primera fase del tratado comercial deslactosado con China, asistieron en forma conspicua Sheldon Adelson (dueño de casinos en Las Vegas y Macao, y donador tanto del Partido Republicano como al partido Likud de Israel), Maurice Hank Greenberg (exmandamás de la aseguradora AIG que se despachó con la cuchara grande por el siniestro de las torres gemelas de Nueva York en el 11/9), y Stephen Schwarzman, cofundador de la controvertida firma de inversiones Blackstone con 554.000 millones de dólares de «manejo de activos».

Mientras el ex primer ministro y exministro de Defensa israelí Ehud Barack es considerado muy cercano a Soros, Yair, hijo mayor del saliente primer Netanyahu ha fustigado al globalista Soros de ser «enemigo del Estado hebreo».

El mismo Netanyahu —gran aliado de Trump, a su yerno talmúdico Jared Kushner y al evangelista sionista Mike Pompeo— arremetió en 2018 contra el New Israel Fund: «Una organización que recibe dinero de gobiernos foráneos y de fuerzas hostiles a Israel como las fundaciones de George Soros».

A pesar de haber sido enlodado por su asociación delictiva con sus exaliados Lev Parnas e Igor Fruman, el exalcalde de Nueva York y hoy abogado particular de Trump, el boquifloja Rudolf Giuliani, en una entrevista con el periodista conservador Glenn Beck, aseveró que los embajadores estadounidenses que atestiguaron contra Trump para favorecer el circo del impeachment habían sido comprados por las «subastas de Soros».

Se acentúa la fractura judía en EEUU e Israel protagonizada por los grupos de Soros y Trump: Fiona Hill, anterior funcionaria del Consejo de Seguridad Nacional de Trump, atestiguó contra este último.

Hill, supuesta especialista sobre Rusia, ha sido mancillada de ser miembro del Consejo del Instituto de la Sociedad Abierta —¡con oficinas en 70 países!— de Soros del 2000 al 2006, y ha sido duramente criticada por la Organización Sionista de EEUU —ZOA, por sus siglas en inglés—.

Giuliani comentó sin tapujos que él era «más judío de lo que Soros es», ya que a este último «difícilmente se le puede definir como judío»: «No me digan que soy antisemita (sic) si me opongo a él. Soros difícilmente es judío. Soy más judío de lo que Soros es. Yo probablemente conozco más sobre las sinagogas», ya que «él no atiende una iglesia, no tiene religión. No pertenece a ninguna sinagoga, no apoya a Israel, es enemigo de Israel. Ha hecho elegir a ocho anarquistas (sic) del Partido Demócrata en EEUU. Es un ser humano horrible».

Giuliani también denunció que Marie Yovanovitch, exembajadora de EEUU en Ucrania, era una «marioneta controlada» por Soros.

La Asociación Sionista de EEUU defiende a Giuliani y ataca a Soros, además que «condena la absurda, cínica y sin principios, defensa que hace Fiona Hill de George Soros», mientras Jonathan Greenblatt, director de la Liga Antidifamación replicó en defensa de Soros que la retórica de Giuliani era «ofensiva y desconcertante».

En el pleito de Soros contra Trump, uno de los dos va a perder. El epílogo del teatral impeachment reflejará uno de sus parámetros.

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