Demos un voto de confianza a nuestro presidente Luis Abinader

Por Alejandro Asmar

El presidente Joaquín Balaguer era un viejo zorro, un completo animal político que olfateaba lo políticamente conveniente y necesario, distinguiendo siempre lo urgente y lo importante.

Conocía todos los trucos del poder, lo que le permitía saber cuándo sacrificar o mover fichas en aras de preservar las líneas maestras de su sabio ajedrez político. Por eso siempre supo tomar buenas coartadas y atajos para salir a camino, encontrar salidas y refrescar la imagen de su gobierno.

El doctor Balaguer nos enseñó, como viejo marinero experto en capear tormentas, la necesidad de renovarse para sortear crisis de imagen. Para ello se valió de un uso inteligente de los relevos de los funcionarios públicos, sobre todo, cuando estos demostraban que no ‘pegaban una’ o mostraban tempranamente signos de cansancio o agotamiento.

Aquellos cambios abrían nuevas perspectivas y renovaban la confianza en el gobierno a partir de caras frescas que inyectaban nuevas esperanzas. Se sabe, para utilizar en política el argot beisbolero, que cuando un pitcher luce explotado desde los primeros inning y que no trae nada en la bola, hay que relevarlo a tiempo, para controlar el daño y evitar males mayores, porque el compromiso principal del manager es ganar el partido y esto exige  desprenderse de caprichos o favoritismo con un jugador que no cumple bien su misión.

Y en el gobierno de nuestro amigo presidente, Luis Abinader, hay funcionarios, que como aquellos pitchers malos comenzaron tirando bolas y todavía no encuentran la zona de strike, poniendo en riesgo el excelente partido que está ganando  el presidente para que la victoria sea de todos los dominicanos.

El gobierno debe asumir ese compromiso de renovación que involucre también la participación de los hombres y las mujeres que fueron los artífices del triunfo, para que se cimente sobre una buena base política que lo defienda y le sea fiel en todas las circunstancias, frente a sus enemigos internos y externos.

En pocas palabras, el mes de febrero brinda la oportunidad de »remenear la mata» para que caigan los »frutos inservibles» de la administración. Entiéndase, aquellos que se quedaron detrás de las expectativas generadas por Luis y que han sido incapaces de marchar a su ritmo.

Hasta ahora, Luis va ganando el juego en favor de la nación, pero debe cuidarse de las pifias y errores de gente de su equipo que le pueden arruinar los excelentes resultados que ha logrado y va logrando. Por eso, no le debe temblar el pulso para sacar de la rotación del gobierno a aquellos funcionarios que le pueden aguar el juego.

Si al decir de algunos el gobierno estaba envejeciendo rápido, cosa que parcialmente era cierto porque el trepidante dinamismo de Abinader empujaba todos los vagones del tren gubernamental, lo que realmente pasaba y sucede es que algunos de esos vagones se atascaban y no estaban bien aceitados para moverse al ritmo de la energía del jefe de Estado. Y esos son los vagones ‘sustituibles’ para que la marcha exitosa del gobierno se libere de obstáculos.

Pero los que vengan, no por nuevos tienen que ser buenos, sino que deben demostrar que son gente con vocación de trabajo y servicio a la población. Solo así estaremos en condiciones de enfrentar los retos que amenazan con ensombrecer el panorama, tales como la subida de precios de los productos básicos, el estancamiento productivo de la pandemia y otros problemas palpitantes. Mientras tanto, démosle y renovémosle a Luis el voto de confianza.

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