China reacciona al cerco militar de EEUU y la prensa dominante hace saltar alarmas

El despliegue militar norteamericano por el mundo no debe ser motivo de preocupación –según la lógica de Washington–, al tiempo que los proyectos chinos en materia de defensa hacen saltar todas las alarmas.

Incluso, si se trata de supuestos proyectos, como el que acaba de ‘revelar’ The Wall Street Journal, que, citando a fuentes no identificadas del Gobierno estadounidense, alertó ante los presuntos planes chinos de construir su primera base naval en el Atlántico. De acuerdo con los servicios de inteligencia de EEUU, se ubicaría en Guinea Ecuatorial, en la ciudad de Bata, que ya cuenta con un puerto comercial previamente construido por el gigante asiático.

Según la agencia Europa Press, se trata de «un lugar idóneo para una instalación naval y militar en la costa atlántica de África». En este contexto, el medio recoge las palabras del general Stephen Townsend, comandante del Mando de África de EEUU, de que se trataría del «paso más amenazador que China podría dar en estos momentos» al posibilitar el repostaje de buques de guerra.

Los estadounidenses ya han empezado a ejercer presión sobre Malabo oficial para evitar que los planes de Pekín se hagan realidad, tal y como dijo a The Wall Street Journal un alto funcionario de la Administración del presidente estadounidense, Joe Biden, al comunicar que se ha «dejado claro» a las autoridades de Guinea Ecuatorial que «ciertos movimientos potenciales relacionados con la actividad china suscitarán preocupaciones de seguridad nacional».

Se informa, asimismo, que el principal asesor adjunto de seguridad nacional de EEUU, Jon Finer, visitó Guinea Ecuatorial en octubre para persuadir, tanto al presidente del país, como a su vicepresidente, de que rechazaran las propuestas de China.

Mientras tanto, el Gobierno ecuatoguineano, por el momento, no se ha pronunciado sobre esta información, como tampoco lo han hecho las autoridades políticas ni el Ejército chino, que, según The Wall Street Journal, tampoco descarta otras opciones para su despliegue militar en África como Kenia, Seychelles, Tanzania y Angola.

En caso de darse el proyecto chino en Guinea Ecuatorial, sería su segunda base militar en el extranjero tras aquella abierta en 2017 en Yibuti, en el Cuerno de África. Situada en la costa del Golfo de Adén, alberga a entre 1.000 y 2.000 militares chinos, y es ahora lo suficientemente grande como para albergar portaviones, según fuentes militares estadounidenses, que alertan también que Pekín busca «proyectar su poderío en todo el continente y sus aguas», convirtiéndose en la fuerza económica exterior dominante en África, donde sus inversiones superan a las de EEUU y sus aliados.

En un artículo sobre el tema, la cadena RT constata que, «en la actualidad, el gigante asiático cuenta con dos portaviones, el Liaoning y el Shandong, mientras que una tercera embarcación de ese tipo podría estar lista para el 2024». Se añade que este último sería «el primer portaviones chino equipado con catapultas aptas para el despegue de aviones más pesados que los cazas».

Cabe señalar, al mismo tiempo, que el tamaño del despliegue militar chino en la región no puede equipararse al de EEUU, que cuenta con una red de casi tres docenas de instalaciones militares permanentes y no permanentes en África. Por ejemplo, el presupuesto del Pentágono para el año fiscal 2019 incluía fondos para 29 bases estadounidenses en 15 países africanos, de acuerdo con la revista electrónica The Intercept, al tiempo que en este momento hay unos 7.000 soldados norteamericanos desplegados en África.

La publicación de The Wall Street Journal ha tenido una amplia repercusión en los medios internacionales, donde la prensa dominante habla en tono alarmado sobre los hipotéticos planes de lo que se califica como «el régimen de Xi Jinping».

Un tono que contrasta mucho con el empleado por los mismos medios en sus informaciones sobre la decisión de EEUU de centrarse en la construcción de bases en Guam y Australia, sin que Washington oculte que serán dirigidas contra Pekín.

Según se lee en el portal de la CNN, «la decisión la impulsó la revisión de la postura global del Departamento de Defensa, que el presidente Joe Biden ordenó al secretario de Defensa Lloyd Austin que emprendiera poco después de asumir el cargo en febrero». Se añade que «la revisión es clasificada, pero un alto funcionario de defensa proporcionó algunos detalles sobre sus conclusiones». En particular, ordena al Departamento mejorar «la infraestructura en Guam y Australia», y priorizar «la construcción militar en las islas del Pacífico», así como «buscar un mayor acceso regional para las actividades de asociación militar».

En Australia, «se verán nuevos despliegues de aviones de combate y bombarderos de rotación, se verá el entrenamiento de las fuerzas terrestres y el aumento de la cooperación logística, y más ampliamente en todo el Indo-Pacífico, se verá una serie de mejoras en la infraestructura, en Guam, la Mancomunidad de las Islas Marianas del Norte y Australia», tal y como manifestó la Dra. Mara Karlin, que desempeña las funciones de subsecretaria adjunta de Política. Agregó que la revisión de la postura global también ordena al Departamento que se centre más en la región del Indo-Pacífico «reduciendo» el número de tropas y equipos en otras zonas del mundo, «para permitir una mejor preparación para la guerra y un aumento de las actividades» en el Indo-Pacífico.

Asimismo, se dio a conocer recientemente que fuerzas de operaciones especiales y marines de EEUU han estado entrenando en secreto a tropas de Taiwán «durante al menos un año», según confirmó un funcionario del Pentágono, y ello ante la supuesta «amenaza que representa la República Popular China». La cadena Deutsche Welle añade en este contexto que EEUU también «suministra armas a Taiwán, incluyendo misiles de defensa y aviones de combate».

Al respecto, la cancillería china rechazó de forma tajante «cualquier forma de intercambios oficiales y contactos militares entre EEUU y la región china de Taiwán», instando a la Casa Blanca a dejar de inmiscuirse en temas internos y enviar señales erróneas a las fuerzas separatistas de la isla. Unas declaraciones que, por cierto, fueron ignoradas por la prensa dominante.

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