Caos destructivo o viraje

Jesús Antonio Fernández

Si no hay un movimiento de gente o una corriente humana que cambie la situación hacia dónde va todo esto, Guatemala al igual que otros países de esa región tenderá al paraestado. Instituciones cooptadas por las mafias, infraestructura vendida al capital privado, si no en espera de ello, su potencial natural entregado a las multinacionales y sin respetar a sus pobladores.

La gente condenada a una vida de hambre y privaciones. Sus instancias políticas y empresariales hundidas en la corrupción total.

No se habla o no se toca el tema desde el punto de vista de hacer un análisis de lo que ocurre en América Latina en países también como Chile, México, Perú y otros que por el momento aparentan una calma tensa pero que todo va en dirección a la que apuntamos al principio del artículo, es decir, al caos destructivo.

Si las fronteras de muchos de estos países y las economías las controla el narcotráfico qué podemos pensar ya.

Los pueblos no paran de rechazar de forma explícita una y otra vez a sus «representantes» y cada vez, desgraciadamente, de forma violenta. Tenemos que decir que el despliegue de la fuerza policial en estos estados últimamente es con tal violencia pocas veces vista, en los últimos tiempos, no en dictaduras.

Es el turno en este momento y en todas partes y no solo en América de que tomemos conciencia nosotros las personas.

De no haber en breve profundos cambios se avizora un escenario mundial de desempleo, empleo precario, robotización de la industria, ampliación de las desigualdades, un cataclismo social inminente.

Ha habido mucha pasividad por parte de la ciudadanía y por eso hemos llegado a esta situación.

Toca tomar las riendas por parte de la gente y recuperar las democracias perdidas, porque creo que en este planeta no queda ni una viva.

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