La política en este país es una empresa multimillonaria. Los financiadores apuestan al triunfo de sus preferidos y sueltan pesos en fundas sin importar el origen del dinero. Las precampañas y campañas dan empleo a muchos activistas y benefician grandemente a los medios de comunicación. De paso, las boronas llegan a los barrios, que, aunque pensemos que sufren con las caravanas, son actividades recreativas de fin de semana. Que los más pudientes no lo entiendan, es parte de la desconexión de clase con los sectores populares.
Las elecciones son contiendas por el poder, y al poder desean llegar muchos. A eso está dedicada a tiempo completo toda la clase política dominicana, cortesía del Presupuesto Nacional y los financiadores privados; y un gran segmento de la población quisiera saber ya no solo quienes serán los candidatos del 2020, sino también, quién va a ganar. Es la pregunta más insistente que me hacen en los programas y en la calle. Y me pregunto: ¿por qué tanto apuro en saber?
Sin duda, la nueva Ley de Partidos ayudará a contener un poco la carrera electoral desbocada; pero no logrará impedir que cada día, de ahora en adelante, se realicen más y más actividades electorales. La política en este país es el principal vehículo de movilidad social. No de empleo, porque hay sectores que absorben más mano de obra, pero sí de rápido ascenso económico y social.
La política es también el ingrediente principal de la comunicación. Hay muchos canales de televisión y estaciones de radio que no pueden entretener simplemente con música y farándula. La política ocupa horas y horas en los medios. Y en la región latinoamericana, la República Dominicana ocupa uno de los primeros lugares en el nivel de interés político que muestra la ciudadanía, sin diferencia entre mujeres y hombres. Es toda la población.
Así pues, con los precandidatos listos para correr, se apresuran las apuestas. Porque ¡ah!, además del gran interés en la política, este es un país adicto a las apuestas, y la política electoral cae en ese renglón.
Las elecciones de 2020 se proyectan altamente conflictivas. Todos contra todos.
Hay fuerte tensión en el PLD: ¿Qué harán finalmente Danilo y Leonel? ¿Compondrán su viejo matrimonio o se divorciarán por completo? ¿Qué tipo de primarias utilizarán?
Hay tensión también en el PRM: ¿Qué harán Hipólito y Luis? ¿Cederá uno la nominación al otro o se enfrentarán? ¿Surgirá una tercera opción?
Los partidos pequeños, según la nueva Ley de Partidos, tendrán que anunciar sus alianzas antes de las primarias, con lo cual, sus cálculos y apuestas sobre el mejor postor tendrán que hacerlas con más anticipación. ¡Qué dilema tan grande!
¡A correr se ha dicho!